Hacer el Camino de Santiago es una de las mejores decisiones que puedes tomar en tu vida. Al menos eso es lo que dicen todos los que ya lo han probado. Existen muchos caminos con distintos puntos de partida y recorridos, todos ellos con un encanto especial, pero hoy nos centraremos en el Camino Francés, una de las rutas de peregrinación más antiguas y célebres del mundo que atraviesa el corazón de España desde los Pirineos hasta la mística Santiago de Compostela en el oeste.

Pero para ser más específicos y no hacer de este un listado inabarcable, nos ceñiremos al tramo gallego de este Camino que se inicia en O Cebreiro, una pequeña aldea situada en las montañas de Lugo, marcando el umbral de Galicia y ofreciendo a los peregrinos una bienvenida mágica a esta última (o primera) etapa de su viaje.

Este punto no solo es significativo por su posición geográfica, al borde de la provincia de León y Galicia, sino también por ser un enclave cargado de historia, tradiciones y una arquitectura distintiva que habla de un pasado remoto. Aquí, las tradicionales pallozas, con sus techos de paja y estructuras circulares de piedra, conviven con la iglesia prerrománica de Santa María la Real, creando un paisaje que parece sacado de otro tiempo.

Palloza en O Cebreiro (Lugo)

Palloza en O Cebreiro (Lugo)

SanchoPanzaXXI | Wikimedia Commons

 

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Desde O Cebreiro, el Camino Francés desciende a través de las verdes laderas de Galicia, serpenteando entre aldeas, bosques ancestrales y campos labrados, hasta llegar a la majestuosa Santiago de Compostela. En este trayecto, el camino atraviesa lugares llenos de encanto y cargados de historia como Sarria, Portomarín, Palas de Rei, Arzúa y Pedrouzo. Cada uno de estos pueblos es una oportunidad para el descanso y recuperación del peregrino, pero también una oportunidad para descubrir el patrimonio arquitectónico y cultural que ha sido cuidadosamente preservado a lo largo de los siglos. 

 

Hablemos de esta experiencia transformadora que une el cuerpo, la mente y el espíritu. a través de la arquitectura con las paradas obligatorias a lo largo del Camino. La llegada a la Plaza del Obradoiro, frente a la imponente Catedral de Santiago, marca el fin de un viaje físico, pero también el inicio de una nueva etapa de comprensión interior. 

Pedrafita do Cebreiro

Pedrafita do Cebreiro

Bjørn Christian Tørrissen | Wikimedia Commons

1. O Cebreiro

La entrada a Galicia por el Camino Francés nos recibe con el pequeño y mágico pueblo de O Cebreiro, un lugar que parece detenido en el tiempo. Aquí, la Iglesia de Santa María la Real, un templo de origen prerrománico, es la primera joya arquitectónica que los peregrinos encuentran en Galicia y la más antigua del camino. Su sencillez y la intensa espiritualidad que emana son un preludio perfecto de lo que está por venir. No menos fascinantes son las pallozas, antiguas viviendas de piedra con techos de paja, que añaden un toque único al paisaje.

 

Mosteiro de San Xulia´n de Samos

2. Samos

Descendiendo por los verdes paisajes gallegos, el Monasterio de San Julián de Samos surge ante los ojos del viajero. Fundado en el siglo VI, este monasterio benedictino es uno de los más antiguos y grandes de España, famoso tanto por su monumentalidad como por su belleza serena. El claustro renacentista, uno de los más grandes de España, y la iglesia barroca, son testigos del paso y la influencia de múltiples estilos arquitectónicos a lo largo de los siglos.

 

Iglesia de San Xoán (Portomarín)

3. Portomarín

La llegada a Portomarín es inolvidable, especialmente por la peculiar historia de la Iglesia de San Juan de Portomarín. Este templo románico fue trasladado piedra a piedra a su ubicación actual en los años 60 para evitar su inundación debido a la construcción del embalse de Belesar. La fachada, con sus estatuas de Santiago Apóstol, es un emblema de la localidad y un símbolo de la resiliencia cultural de Galicia.

Igrexa de San Tirso de Palas de Rei

4. Palas de Rei

Siguiendo el camino, se llega a Palas de Rei, donde la Iglesia de San Tirso destaca por su belleza románica. Aunque de dimensiones más modestas que otras joyas del Camino, su valor histórico y arquitectónico es incuestionable, con elementos que datan del siglo XII.

 

5. Arzúa

Conocida por su queso, Arzúa también es hogar de la Capilla de la Magdalena, parte de un antiguo hospital para peregrinos fundado en el siglo XIV. Esta capilla, aunque reconstruida en el siglo XX, sigue siendo un punto de referencia espiritual y cultural en el Camino.

Catedral de Santiago de Compostela

Catedral de Santiago de Compostela

Victoriano Izquierdo | Unsplash

6. Santiago de Compostela

Finalmente, el destino de todo peregrino, la Catedral de Santiago de Compostela, corona este viaje arquitectónico. Este imponente templo, cuya construcción comenzó en el año 1075, es un magnífico ejemplo del estilo románico, con adiciones góticas, renacentistas y barrocas. La Plaza del Obradoiro, la fachada principal de la catedral, no solo es un punto de encuentro para los peregrinos de todo el mundo sino también un compendio de la historia arquitectónica europea.