Passivhaus es un tipo de edificación diseñado para ahorrar hasta un 75% de las necesidades de calefacción y refrigeración. Se basa en cinco principios básicos: diseño bioclimático, aislamiento térmico, ausencia de puentes térmicos, hermeticidad de la envolvente térmica y ventanas de altas prestaciones. La poca energía suplementaria que requiere se puede cubrir con facilidad a partir de energías renovables, convirtiéndose de este modo en una construcción con un coste energético muy bajo para el propietario y el planeta. Este estándar no supone el uso de un tipo de producto, material o estilo arquitectónico específicos, sino la optimización de los recursos existentes a través de técnicas pasivas.

Hoy en día, cumplir con estos principios en una vivienda de obra nueva en España es solo cuestión de concienciación, voluntad y capacidad para asumir el sobrecoste en la fase de construcción respecto de una vivienda convencional, que quedará compensado de sobras durante la vida útil del edificio gracias al ahorro que se conseguirá a través de la eficiencia energética. Sin embargo, el caso de una reforma o rehabilitación, en el que se trabaja con condiciones preexistentes, a menudo con una orientación que no puede sacar el máximo partido de las condiciones climáticas del lugar y con elementos constructivos deficientes, plantea retos diferentes. ¿Es posible en estos casos aspirar a una vivienda pasiva con todas las de la ley?

ESPAÑA, POTENCIA MUNDIAL PASSIVHAUS

Con cerca de 900 socios, la Plataforma de Edificación Passivhaus (PEP), fundada en 2008, es la asociación líder en la promoción y divulgación de la construcción de edificios de consumo casi nulo certificados bajo el estándar Passivhaus en España, y la segunda de la International Passive House Association, solo por detrás de la alemana, donde nació el estándar. A finales de 2021, en España había más de 171.820 m2 certificados Passivhaus repartidos en 161 proyectos que evitan el consumo de 6 millones de kWh y dejan de emitir cada año 1.146 toneladas de CO2, el equivalente al que absorben 114.000 árboles.

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UN ESTÁNDAR PROPIO

Para estos casos ha surgido la certificación EnerPHit, que emplea componentes pasivos para hacer más eficientes viviendas ya existentes, pero que no es tan exigente como el estándar Passivhaus aplicable a viviendas pasivas de nueva construcción. Micheel Wassouf lidera junto con Angelika Rutzmoser el estudio Energiehaus, autor del proyecto ShowPass en Barcelona, la primera casa pasiva rehabilitada que consigue en España los certificados Ecómetro-CO2 nulo y EnerPHit Passivhaus. Para Micheel, “la rehabilitación energética tipo pasiva/EnerPhit requiere una implicación más intensiva por parte de todos los actores que intervienen en una obra: desde la dirección facultativa de obra hasta la constructora y acabando por el fontanero o electricista. Pero técnicamente siempre es viable ya que existen muchas soluciones disponibles en España para la construcción pasiva”.

Para él, una reforma pasiva debería reflejarse ya en la fase de redacción de proyecto para evitar sorpresas a pie de obra. “Ahora bien, puede haber proyectos en los que conseguir el estándar EnerPhit tenga una implicación económica importante, por ejemplo en rehabilitaciones donde el edificio está ocupado durante las obras, o que el edificio tenga muy pocos aportes solares. Para eso se ha creado la ‘Precertificación EnerPhit Paso a Paso’. Se trata de un protocolo que permite realizar rehabilitaciones parciales ya pensando en una solución holística de todo el edificio; en inglés se denomina Hole House Approach”. Esta es la metodología con la que han realizado el proyecto ShowPass.

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Por su parte, Calderon-Folch Studio, dirigido por Pilar Calderon y Marc Folch, autores de la casa MZ también en Barcelona, considerado el primer edificio rehabilitado en España con el estándar de casa pasiva –premio nacional de eficiencia energética Isover y premio AJAC del Colegio de Arquitectos de Cataluña en 2012–, reconoce que “la rehabilitación conlleva casi siempre mayor dificultad que la obra nueva. Sobre todo en lo concerniente al diseño de la envolvente térmica en relación con los puentes térmicos y la hermeticidad al aire; el estándar Passivhaus exige un nivel de estanqueidad muy alto mientras que la mayoría de los elementos de construcción tradicionales son porosos. Si además se trata de una edificación con algún tipo de protección patrimonial o en la que se quiera preservar el carácter original, todavía es más complejo”.

Como ejemplo de las soluciones adoptadas para superar los obstáculos de un edificio ya construido, Calderon-Folch Studio menciona su trabajo en el proyecto MZ, “una casa entre medianeras de 1918, mal orientada, disconforme con el planeamiento y con edificaciones vecinas que proyectan sombras permanentes durante prácticamente todo el año. La única posibilidad que encontramos para resolver esta ecuación fue rediseñar la cubierta. Convertimos un antiguo palomar en un artefacto bioclimático que nos garantizara el aporte solar necesario y la ventilación natural cruzada, arrojara luz natural en el centro de la casa y proporcionara una superficie con una inclinación adecuada para colocar una placa solar térmica”. Para estos casos, el estándar EnerPHit tiene la posibilidad de certificar “por componentes”. “Se han definido soluciones constructivas coste-óptimas en función de cada zona climática, que permiten realizar rehabilitaciones para edificios con condicionantes urbanísticas desfavorables y con dificultades energéticas para alcanzar muy bajos rangos de consumos energéticos”, comenta al respecto Micheel Wassouf.

RESPETAR EL ORIGEN

En relación a la preservación de elementos constructivos existentes, Calderon-Folch Studio recurre de nuevo al ejemplo. “En este momento estamos rehabilitando un edificio de los años treinta con un muro de ladrillo macizo visto. Decidimos conservar el aspecto original y aislar por el interior, pero queríamos evitar el trasdosado de cartón-yeso que echa a perder la inercia térmica y el carácter masivo original. Nuestra propuesta es un SATI –Sistema de Aislamiento Térmico Interior– de hormigón aligerado al autoclave ‘encolado’ al muro existente por el interior y acabado con estucado de cal. Esta solución ‘monohoja’ permite mejorar la transmitancia conservando, en parte, la inercia térmica multiplicando por tres la densidad de los materiales aislantes convencionales”. Según Micheel Wassouf, “aunque a nivel físico, en la mayoría de los climas de España el aislamiento térmico por el interior no es una solución ideal, en EnerPHit se han establecido protocolos de diseño con menores aislantes por el interior (sea pared o cubierta) que permiten un ahorro energético importante, respetando a la vez las reglas de higiene y de confort en las que se rige el estándar”.

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¿ES MÁS CARA UNA REFORMA PASIVA?

Según Micheel Wassouf, “una reforma basada en el estándar EnerPHit será algo más cara que su modelo de referencia del Código Técnico de la Edificación (CTE), porque requiere soluciones más eficientes (más aislamiento, mejores ventanas, etcétera). No obstante, si se suma el gasto anual energético del edificio y la anualidad del coste de la obra, un edificio EnerPHit suele ser más económico que una rehabilitación según el CTE.

Desgraciadamente, muchos promotores no estudian esta cuestión bajo el parámetro de la anualidad (que es el método más real para un usuario), sino que miden la amortización en años (sobrecoste dividido por ahorros), algo que no refleja los flujos de caja anuales y da una imagen distorsionada de la realidad económica de los consumidores. En nuestros estudios, EnerPHit sale más económico desde el primer año, sin tener en cuenta subidas de los precios energéticos”. Calderon-Folch Studio calcula que el sobrecoste oscila entre el 10 y el 15% y que se recupera en unos 15 años, dependiendo del clima. “Sin embargo, consideramos que ya no es una opción no construir con la mirada puesta en la reducción de la demanda energética y la energía embebida de los edificios”.