Así son las casas de los últimos ex presidentes de Estados Unidos

Comenzamos en sentido cronológico inverso con la residencia que recientemente ha adquirido el matrimonio Obama en el "Xanadú" de la élite política y social de la Costa Este. Martha's Vineyard es una isla del estado de Massachussetts conocida sobre todo porque la "dinastía" Kennedy tenía allí su lugar de veraneo. De hecho el coste de vivir en la isla es un 60% más elevado que la media nacional de Estados Unidos. La exclusiva mansión que los Obama compraron en diciembre de 2019 tiene 600 metros cuadrados y se levanta en un terreno de 12 hectáreas con magníficas vistas al mar. La residencia perteneció anteriormente a Wyc Grousbeck, uno de los propietarios del equipo de baloncesto Boston Celtics. Si de algo ha servido la presidencia a los Obama, es para conseguir un precio "módico" en la compra: tasada al principio por más de 16 millones de euros, al final se hicieron con ella por la cuarta parte, 4,1 millones de euros. 

Algo más grande es la casa a la que se mudó George Bush hijo cuando finalizó su mandato en 2008. Tejano de pro, el ex presidente decidió no regresar al rancho familiar a las afueras de Waco, pero fijó su residencia en una vivienda tradicional de ladrillo de una sola planta pero casi 800 metros cuadrados en el barrio de Preston Hollow de Dallas. El edificio fue construido en 1959, y desde entonces ha sido renovado varias veces.

Bill Clinton enfilaba el último año de su mandato (1999) cuando él y su esposa Hillary se enamoraron de esta casa de estilo colonial holandés –caracterizado por el tejado a dos aguas que evoca un granero– construida en 1889 y ubicada a 56 kilómetros al norte de la ciudad de Nueva York. Los Clinton pagaron por ella 1,4 millones de euros de la época. Por idílico y tranquilo que pueda parecer este rincón, al matrimonio no ha dejado de perseguirle la polémica que salpicó su mandato con el caso Lewinsky y el intento de impeachment o destitución: por temor a los inconvenientes que su presencia pudiera causar, los clubes de golf locales no admitieron como socios a Bill y Hillary, así que la opción más cercana que encontraron fue... el club de golf de Donald Trump en Westchester.

Esta magnífica mansión de ladrillo oscuro en Walker's Point, en la costa este de EE.UU, ha pertenecido a la familia Bush durante más de un siglo. Allí pasó los veranos de su infancia George Bush padre, y aunque posteriormente se mudó a Texas para hacer carrera en el sector petrolífero antes de dedicarse a la política, su corazón siguió vinculado a este lugar de Nueva Inglaterra. Ya presidente, volvió a fijar allí su residencia veraniega, y fue su retiro definitivo desde que acabó su mandato en 1993 hasta su muerte en 2018.

Fiel a su pasado de actor de Hollywood y gobernador del estado, Ronald Reagan quiso regresar a California cuando acabó su mandato de ocho años en enero de 1989. El y Nancy se establecieron en una lujosa residencia de más de 2.100 metros cuadrados en el exclusivo barrio de Bel-Air. La propiedad fue adquirida por un grupo de amigos de la pareja y escriturada a una fundación en su nombre. Allí vivieron hasta el fallecimiento de Ronald Reagan en 2004.

A diferencia de sus sucesores, Jimmy Carter, todavía vivo a sus 96 años de edad, lleva una existencia modesta en su ciudad natal, Plains, un lugar conocido por sus explotaciones agrícolas de cacahuetes y algodón que no destaca precisamente por la riqueza de sus habitantes: se estima que cerca del 40% vive en la pobreza. El ex presidente demócrata, cuyo mandato de 1976 a 1980 estuvo marcado por la crisis económica y la toma de rehenes estadounidenses en Teherán por el régimen revolucionario iraní del Ayatolá Jomeini en 1979, rechazó entrar en los consejos de administración de grandes corporaciones o dar charlas a cambio de sustanciosas cantidades de dinero para "no capitalizar el haber estado en la Casa Blanca". Que tomen ejemplo otros políticos.

Fue el único de los últimos ocho presidentes de EE.UU. que en realidad no fue candidato, sino que desde su condición de discreto vicepresidente tuvo que dar un paso al frente tras la renuncia de Richard Nixon a causa del escándalo Watergate. Y su mandato fue el más breve, de solo dos años (1974-1976), ya que luego fue derrotado en las elecciones por Jimmy Carter. Pero el republicano Gerald Ford demostró a la postre tener el gusto más contemporáneo para escoger su retiro post presidencial. El y su esposa Betty Ford se decantaron por esta casa diseñada en 1977 por Welton Becket, autor de otros edificios emblemáticos de Los Angeles como la sede de Capitol Records o el hotel Beverly Hilton. De una sola planta, la vivienda evoca las estilizadas residencias californianas que a mediados del siglo XX crearon mentes ilustres como John Lautner y Richard Neutra. En 2012, un año después de la muerte de Betty (Gerald había fallecido en 2006), la casa fue vendida a una pareja de ejecutivos angelinos y remodelada por el estudio Marmol Radziner.

La que fue residencia del único presidente de los Estados Unidos que se ha visto obligado a renunciar al cargo es una típica construcción de estilo español diseñada en 1926 por Carl Lindbom inspirándose en una casa de campo del País Vasco. Tiene una superficie de más de 800 metros cuadrados y se levanta sobre una propiedad de más de 24.000 metros cuadrados de extensión. Nixon la adquirió en 1969 nada más acceder al poder y la rebautizó como La Casa Pacífica, aunque la prensa pronto le dio el sobrenombre de "la Casa Blanca del Oeste". A finales de los años ochenta, los Nixon se mudaron a Park Ridge, Nueva Jersey, y vendieron la casa a un importante contribuyente del partido republicano, el empresario, Gavin S. Herbert.