A la hora de invertir en una vivienda, lo habitual es valorar aspectos como la superficie, la distribución, la orientación o los acabados. Sin embargo, cada vez son más las personas que buscan ir un paso más allá y plantearse no solo qué ofrece una casa en términos arquitectónicos, sino qué aporta en términos energéticos. Aquí es donde entra en juego el Feng Shui, una antigua disciplina oriental que, según explican los expertos del estudio de interiorismo Dosalcubo, “nos invita a mirar el hogar no como un simple refugio, sino como un espacio sagrado, en resonancia con nuestra alma”.
“En Dosalcubo creemos que el verdadero valor de una casa no se mide solo en metros cuadrados o acabados, sino en su capacidad para sostenernos, nutrirnos y acompañarnos en nuestro camino vital. Cuando asesoramos a nuestros clientes en la búsqueda de un hogar, no solo evaluamos la estructura física: buscamos un espacio que vibre en equilibrio con el flujo universal de energía, el Chi. Y en este proceso, el Feng Shui es una herramienta esencial”, explican.

La entrada principal es un punto central en el Feng Shui, como esta de un proyecto de Dosalcubo en La Finca.
Carla Capdevila
La clave está en que cada rincón de la vivienda posee un propósito y una vibración única, que afectan de manera directa al día a día de quienes habitan en ella.
1. El mapa Bagua: guía energética del hogar
“El Bagua divide el espacio en nueve áreas, cada una vinculada con un aspecto específico de la vida. Al observar un plano de la vivienda desde esta perspectiva, podemos identificar cómo está activada o debilitada cada zona”, indican desde Dosalcubo. Así, el Sureste, relacionado con la abundancia y la prosperidad, debería reflejar crecimiento y vitalidad, idealmente con elementos de madera, plantas saludables y colores verdes o morados.
El Sur, vinculado a la reputación y al reconocimiento, está asociado al fuego y al color rojo. Es el sector que expresa cómo brillamos hacia el exterior. El Centro, corazón de la vivienda, representa la salud y el equilibrio. “Debe estar despejado, ordenado y sereno para sostener nuestro bienestar general”, puntualiza el estudio.

El estudio Dosalcubo pone énfasis en le Feng Shui en sus proyectos, como este salón en La Finca.
Carla Capdevila
Al valorar estos espacios, estamos prestando atención a la distribución energética a la vez que creamos una especie de mapa vital para nuestro día a día, donde cada rincón contribuye a nuestro equilibrio personal.
2. La entrada, puerta del Chi
“La entrada principal es un punto central en Feng Shui. Es el umbral sagrado por donde el Chi —la energía vital— ingresa al hogar. Esta debe estar limpia y despejada, bien iluminada y libre de obstáculos visuales o físicos. No es solo un elemento arquitectónico: es un símbolo de apertura a lo que está por venir”, advierten.
Cuidar la entrada es un ritual simple pero significativo: un recibidor arreglado y bien iluminado no solo invita al Chi a entrar, sino que también ofrece a quienes habitan la casa una sensación de bienvenida cada vez que cruzan la puerta, además de a quienes nos visitan
3. La distribución y el flujo de energía
“La circulación del Chi dentro de la vivienda debe ser fluida, sin interrupciones ni bloqueos”, explican. Por ello recomiendan valorar espacios abiertos, con buena conexión entre estancias, evitando pasillos largos o habitaciones oscuras que dificulten que la energía respire.
Al pensar en la distribución como un camino para la energía, estamos ayudando a crear espacios donde la vida sucede con naturalidad y cada movimiento en el hogar contribuye a nuestro confort y calma.

La circulación del Chi dentro de la vivienda debe ser fluida, sin interrupciones ni bloqueos, como este dormitorio del estudio Dosalcubo.
Carla Capdevila
4. La conexión emocional y sensorial
���Más allá de los análisis técnicos, hay una pregunta clave: ¿Cómo se siente este lugar? Es fundamental escuchar cómo el espacio resuena con nuestro corazón. ¿Te transmite paz? ¿Sientes que te abraza? ¿Te inspira a ser tú? Un hogar debe conectar con tu propósito, acompañarte en tu camino y reflejar quién eres en lo más profundo”, explican. Al fin y al cabo, un hogar no es solo un lugar donde vivir, sino un espejo donde vernos reflejados y un refugio donde reencontrarnos día tras día.
5. El entorno, esa energía que nos rodea
“No podemos hablar de Feng Shui sin considerar el entorno exterior. Por ello, buscamos lugares tranquilos, con presencia de naturaleza, belleza y serenidad, evitando zonas con contaminación visual, sonora o emocional. Porque la calidad del Chi en el entorno influye directamente en el estado energético del hogar”, puntualiza Dosalcubo. Elegir un hogar es elegir un ecosistema para nuestro día a día, donde tanto el interior como el exterior participan en nuestro equilibrio vital.

Hay que busca lugares tranquilos, con presencia de naturaleza, como este proyecto en La Moraleja del estudio Dosalcubo.
Carla Capdevila
6. La intención: la fuerza invisible
“Por último, la intención es el factor más sutil, pero también el más poderoso. El Feng Shui no solo nos habla de formas y materiales, sino de la energía que proyectamos en el espacio. Una casa que se elige con consciencia, que se vive con amor y que se cuida como un santuario, abre sus puertas a la abundancia, la salud y la plenitud”, concluyen.
Al darle a nuestro hogar una intención clara y honesta, estamos sembrando la semilla de un refugio donde cada día pueda germinar una versión más serena y auténtica de nosotros mismos. Al final, se trata de encontrar un lugar que respire con nosotros, que acompañe nuestro camino y que nos permita convertir cada día en un ritual de calma y conexión.
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