Engawa es el concepto japonés que define la unión entre interior y exterior. Una forma de fusionar espacios y entender el interiorismo que está influenciado por el entorno y viceversa, buscando emocionar. Esa perfecta simbiosis entre arquitectura emocional y conexión dentro-fuera, es lo que define este proyecto de FOR Arquitectura y Diseño, con Francisco Ortega Ruiz al frente, en un piso que ya, de por sí, resulta muy peculiar, tal y como nos cuenta el propio Francisco.
"Málaga, años 70. Luis Bono de la Herrán y Luis Machuca Santa-Cruz proyectan dos torres de estilo funcionalista con trece plantas de altura apoyadas sobre un zócalo horizontal. Nos encontramos con una de las viviendas de la torre este en la planta octava, sus 154,69 metros cuadrados permanecían incólumes. El tiempo no la había dañado, pero en aras de poner en valor el inmueble adaptándolo a los nuevos modos de vida y potenciar sus posibilidades, el contexto y la relación interior/exterior, así como la entrada de luz, se plantea un proyecto que, desde el plano de la admiración y respeto por el valor de lo ya construido, va más allá".
Una organización central
La vivienda se proyectó respondiendo a una organización central, donde las zonas comunes diurnas se ubican en el centro y las nocturnas en torno a esta. Una terraza concebida como un jardín colgante relaciona la zona social de la misma con el exterior urbano, volando sobre la ciudad.
"Siguiendo con este esquema, pero con la intención de amplificar los espacios comunes para generar recorridos fluidos, accesibles y libre de barreras arquitectónicas", explica Francisco, "se derriban los tabiques que flanquean los intersticios y se sustituyen por un mueble/galería de madera en L y una gran cortina. Estos serán los nuevos elementos de separación entre zonas y a través de los que accedemos a las diversas estancias. El mueble a su vez esconde y camufla las instalaciones y ofrece zonas de almacenamiento, lo que refuerza un diseño interior limpio y sencillo. Por otro lado, la intimidad e independencia del espacio central con el resto de la vivienda se consigue a través del elemento cortina, el cual genera un deambulatorio perimetral que flexibiliza y permite jugar con la versatilidad y privacidad de los espacios".
Esta zona delimitada por la cortina se entiende como un espacio de interrelación entre el área íntima y privada (interior/noche) con la pública y común de la vivienda (exterior/día), el espacio Engawa, "ya que la zona central se concibe como un punto donde confluyen varios gestos que hacen referencia al mundo exterior, luz, vegetación, aire, agua y el paisaje artificial que queda plasmado en un mural cerámico". Dibujos de vegetación, costumbres, tradiciones, el mar y otras arquitecturas nos abren una ventana a la ciudad, a Málaga.