1 /10
Nakheel Harbour and Tower en Dubái

Nakheel Tower en Dubái, de Woods Bagot

En su momento se rumoreó que el también conocido como Al Burj, el cual tenía que ocupar el centro del tronco de la isla artificial Palma Jumeirah, iba a ser el mayor gigante de nuestro planeta al superar el kilómetro de altura. Sin embargo, el ambicioso proyecto promovido por la inmobiliaria Nakheel se frenó a finales de 2009 tras meses sufriendo un colapso financiero. Tampoco ayudó demasiado que, por aquel entonces, las obras del Burj Khalifa estuvieran a pleno rendimiento. Si no puedes superar a tu mayor rival en la ciudad, ¿para qué vas a gastar tus energías en ello? 

Tulip Tower de Foster + Partners Londres

The Tulip en Londres, de Foster + Partners

Norman Foster y su equipo se propusieron revitalizar el centro económico de Londres con The Tulip, un rascacielos de 305 metros de altura que, además de un espectacular mirador, iba a lucir vidrios de alto rendimiento y un sistema de células fotovoltaicas que generarían energía y tecnología de combustión cero del todo sostenible. No obstante, el sueño del que iba a convertirse en el segundo edificio más alto de Europa se fue al traste en julio de 2019 cuando el alcalde de la ciudad rechazó el plan porque, según él, aportaba "un beneficio público muy limitado". Como veremos, esta no es la única negativa que ha recibido el afamado arquitecto británico en los últimos años. 

Tour Sans Fin de Jean Nouvel París

Tour Sans Fin en París, de Jean Nouvel

A los parisinos nunca les ha hecho mucha gracia que digamos los edificios de altura. Sin ir más lejos, basta recordar que la Tour Montparnasse, de Roger Saubot, décadas después de su inauguración en 1973 sigue siendo una de las obras más odiadas por los habitantes de la capital francesa. Aun con esas, Jean Nouvel proyectó la llamada Tour Sans Fin a finales de los ochenta como complemento (y vecino) del Grande Arche que ocupa el distrito de La Défense. A pesar de los 20 millones de francos que se gastaron por entonces, la crisis económica de los primeros noventa provocó la cancelación de este rascacielos de 425 metros. Nos hubiera encantado ver de cerca esa base tan oscura que contrastaba con la claridad de las plantas superiores. 

Grollo Tower Melbourne

Grollo Tower en Melbourne, de Harry Seidler

De los 678 metros de altura se pasaron a los 560 y, después, a la nada más absoluta. La idea nació durante los noventa, lo cual hubiera convertido en ese momento a este edificio en el más alto del mundo y en el segundo icono de Australia tras la Ópera de Sídney. Pero en 2001, tras varias disputas entre los constructores y las autoridades de la ciudad, se decidió cancelar su construcción. Eso sí, los materiales se reaprovecharon tiempo después para el mismísimo Burj Khalifa. 

Hyperbuilding de OMA en Bangkok

Hyperbuilding en Bangkok, de OMA

El estudio holandés de Rem Koolhaas ideó un colosal edificio de un kilómetro de alto capaz de albergar nada más y nada menos que a 120.000 personas entre viviendas de lujo, oficinas, instituciones educacionales, espacios públicos y hasta su propio sistema de transporte con góndolas y teleféricos de última generación. Vamos, una ciudad en sí misma. La excéntrica idea se presentó en 1996, pero jamás avanzó más allá de su desarrollo conceptual. 

Russia Tower de Foster + Partners en Moscú

Russia Tower en Moscú, de Foster + Partners

La Russia Tower aparentemente también iba a alcanzar el kilómetro de altura cuando se dio a conocer en 1994, pero en 2006 Norman Foster redujo las expectativas reduciéndola a los 612 metros. Iba a disponer de 118 plantas y, asimismo, el británico aprovechó en ella varias de las ideas de la también cancelada Millennium Tower de Tokyo. Sea como fuere, a pesar de iniciarse las obras en 2007, al año siguiente se paralizaron por culpa de la crisis económica y, en 2009, se decidió poner punto final al proyecto. 

Chicago Spire de Santiago Calatrava

Chicago Spire en Chicago, de Santiago Calatrava y Perkins and Will

Calatrava en estos momentos se encuentra de lo más ocupado trabajando en el Dubái Creek Tower, que tan pronto abra sus puertas este mismo año superará con creces al Burj Khalifa al alcanzar los 1.300 metros de alto. Pero el español tiene una espinita clavada: el Chicago Spire. En 2004, después de que el promotor de la obra, Christopher T. Carley, no consiguiera obtener la financiación necesaria, se tomó la decisión de no tirar adelante este rascacielos de 610 metros y 150 plantas. 

The Pinnacle Londres

The Pinnacle en Londres, de Kohn Pedersen Fox

El espacio que en breve ocupará el 22 Bishopsgate originalmente iba destinado a The Pinnacle. De hecho, sus obras empezaron en 2008 y se frenaron apenas un año más tarde como consecuencia de la crisis que azotó toda Europa. Iba a alcanzar los 288 metros y todo apuntaba a que se convertiría de inmediato en un nuevo icono de Londres gracias a sus sugerentes formas inspiradas en la naturaleza. 

Crystal Island de Norman Foster en Moscú

Crystal Island en Moscú, de Norman Foster

No hay dos sin tres. El tercer proyecto fallido de Norman Foster iba a elevarse hasta los 450 metros de altura y, atendiendo a las pocas imágenes que hay de su diseño, se asemejaba a una gigantesca carpa circense con paneles solares en su estructura. A finales de 2007 la prensa afirmó sobre él que iba a ser el edificio más grande (que no alto) del mundo con 2.500.000 metros cuadrados. En total iba a tener 900 apartamentos, 3000 habitaciones de hotel, una escuela internacional para 500 estudiantes, cines, teatros, complejos deportivos y, entre otros, un aparcamiento subterráneo para 16.000 vehículos. Pese a las buenas intenciones, en 2009 su construcción se pospuso indefinidamente. ¿El motivo? Sí, otra vez la crisis. 

The Illinois de Frank Lloyd Wright en Chicago

The Illinois en Chicago, de Frank Lloyd Wright

Para concluir, vamos a detenernos en un pasado no tan lejano. El célebre Frank Lloyd Wright falleció en 1959 con un sueño por cumplir: construir el edificio más alto de la historia. Llevaba por nombre The Illinois e iba a presidir la ciudad de Chicago con sus 1.609 metros de altura. El arquitecto quería llevarlo a cabo en 1956, pero desde un primer momento todo el mundo se le echó encima porque su utopía era inviable económicamente. Las malas lenguas dicen que inspiró al Burj Khalifa. ¿Tú que crees?  

A diario te mostramos y explicamos los diseños arquitectónicos más sorprendentes que se están llevando a cabo en estos momentos. Pero no todo siempre son alegrías. En muchísimas ocasiones, más de las que se puede llegar a pensar, los proyectos no acaban de materializarse por diversas y múltiples razones. La crisis que azotó a todo el mundo hace apenas unos años echó por tierra los sueños de algunos de los más respetados arquitectos del globo. Y, asimismo, a lo largo de las últimas décadas otros tantos motivos logísticos han provocado que obras del todo faraónicas se hayan cancelado de la noche a la mañana. Ese es precisamente el motivo que nos ha llevado a seleccionar diez de los rascacielos que nunca tocaron el cielo.