Especialmente en las grandes urbes, la mayoría de los pisos actuales tienen pocos metros cuadrados y una planta cada vez más abierta. “Es una tendencia lógica: nos gusta la sensación de amplitud, la entrada generosa de luz natural y la circulación sin obstáculos”, analiza la interiorista Meritxell Ribé, al frente de The Room Studio, que añade: “Pero también necesitamos que cada actividad tenga su lugar, que el salón no invada el comedor o que el dormitorio tenga algo de intimidad sin tener que encerrarlo entre cuatro paredes”.
La clave, según la experta, está en saber dividir sin dividir. “No hace falta levantar un muro para tener un espacio bien organizado. Requiere inteligencia, sentido estético y una lectura precisa de cómo vivimos”. La interiorista comparte sus trucos para dividir espacios sin necesidad de recurrir a levantar una pared. Demuestra que una separación no tiene por qué ser traumática.
La luz es innegociable
“Empecemos por lo más importante: la luz. Si algo aprendemos en todos nuestros proyectos es que esta lo ordena todo. Un muro corta la luz y una mala división también. Por eso, cualquier recurso para separar ambientes debe dejar respirar la iluminación natural, dejar que fluya, que rebote, que transforme. No hay división bien planteada si no potencia la atmósfera general del espacio”.

Una estantería abierta entre salón y comedor, que hace de frontera y contenedor.
Meritxell Arjalaguer / Proyecto: The Room Studio
Aquí algunas soluciones para mejorar estas divisiones:
1. Mobiliario con doble función
“Una estantería abierta entre el salón y el comedor es mucho más que un mueble: es una frontera visual, una pieza arquitectónica y un contenedor al mismo tiempo. Un sofá colocado estratégicamente también separa zonas sin bloquear nada. Y las piezas bajas y alargadas, como bancos, aparadores y consolas, son elementos que nos ayudan a dividir sin interrumpir”.

"Cualquier recurso para separar ambientes debe dejar respirar la iluminación natural", advierte la interiorista.
Mauricio Fuertes / Proyecto: The Room Studio
2. Paneles ligeros que sugieren, no encierran
“Las celosías de madera o cerámica, los paneles de vidrio estriados o los marcos de madera con cristal transparente sugieren una división que no resulta pesada. Dan estructura, generan profundidad, pero no aíslan. Separan con delicadeza. Los biombos de diseño, las cortinas densas o los paneles correderos también pueden funcionar, pero hay que elegir bien el material y la textura. Nada de elementos improvisados y siempre se debe buscar la coherencia y equilibrio con el resto de las estancias”.

"Las celosías de madera sugieren una visión que no resulta pesada", dice Meritxell
Mauricio Fuertes / Proyecto: The Room Studio
3. Jugar con el suelo y el techo
“Cambiar el pavimento entre zonas, subir unos centímetros con una tarima o jugar con alfombras de gran formato son gestos que marcan territorio. Igual pasa con los techos: una moldura, un falso techo o un foseado pueden definir un área sin que nadie lo note, pero todos lo sientan. Son estrategias muy usadas en nuestros proyectos y tienen el punto fuerte que decoran muchísimo”.

Cambiar el pavimento entre zonas ayuda a delimitar espacios.
Mauricio Fuertes / Proyecto: The Room Studio
4. Iluminación para contar historias
“Separar ambientes también se hace con luz artificial. Una luz cálida sobre la mesa del comedor, una lámpara de pie marcando el rincón de lectura, una línea de LED que abraza una estructura... Cada fuente de luz debe tener un propósito y reforzar la función del espacio que ilumina. No hay buena zonificación sin una buena narrativa lumínica. No nos cansamos de repetir que un buen estudio lumínico es clave en cualquier espacio y para cualquier circunstancia”.
Esto no va solo de estética: va de cómo vivimos
“No se trata de trucos bonitos. Se trata de entender el estilo de vida de quien va a habitar el espacio. Un espacio diáfano no tiene por qué ser caótico ni frío. Puede tener orden, jerarquía, zonas bien resueltas y, sobre todo, mucha personalidad.
En nuestros proyectos, desde The Room Studio, trabajamos cada rincón con esa premisa. Sin fórmulas repetidas. Porque cada hogar tiene sus necesidades, su ritmo, su luz. Y lo que funciona en uno, puede ser un desastre en otro. Por eso, separar sin dividir es un arte. Y como todo arte, necesita oficio”.