El algoritmo de las redes sociales no miente: nos muestra lo que buscamos, lo que nos gusta o lo que podría, eventualmente, interesarnos. Las plataformas más visuales como Instagram, TikTok o Pinterest han instalado en nuestras mentes una idea pulcra y ultraestética de lo que es el diseño y, sobre todo, la decoración de interiores. Basta con dar un "paseo" haciendo scrolling en estos canales para notar que todo parece sacado de una revista. Fotos editadas hasta el cansancio, ambientes dignos de un museo y muebles sin una mínima señal de uso. La influencia de las redes sociales en cómo percibimos el entorno es más que evidente. Por eso, nos asalta la siguiente pregunta: ¿estamos decorando nuestros espacios para habitar o para mostrar?

Para reflexionar al respecto, nada mejor que conversar con una profesional en el tema. Contactamos a la diseñadora de interiores Andrea Navarro (@andreanavarrointeriorismo) y conocimos la visión de una experta. Descubre su punto de vista y sus consejos para no caer en el gran error que podríamos cometer al inspirarnos (excesivamente) en el interiorismo aesthetic de redes sociales: perder autenticidad. 

LOFT MASTERROOM

Para lograr un diseño personalizado es clave poner nuestro sello personal.

Proyecto de Andrea Navarro.

Una influencia que cala hondo

  • Como interiorista, ¿cómo percibes la influencia de las redes sociales y las plataformas de inspiración en la manera en que hoy entendemos la decoración?

"Como en muchos otros ámbitos, las redes sociales han modificado la forma en que nos relacionamos con los espacios. El interiorismo y la decoración han pasado de ser una herramienta para lograr un objetivo de bienestar en los lugares que habitamos, a buscar el resultado de una imagen determinada.

La estética ha dejado de ser una experiencia individual, única y creativa para transformarse en un lenguaje universal que a menudo arrasa con las referencias culturales o personales: tonos beige y blancos aplicados de forma extendida, muebles modulares para "encajar" en todos los espacios, formas cada vez más minimalistas, y un largo etcétera de aquello que "está de moda". 

Por suerte, no todo lo que sacamos de esta experiencia es negativo, y es que la influencia de las redes sociales ha despertado un interés y sensibilidad estética que nunca antes habíamos experimentado, lo que nos brinda la oportunidad de replantear esta especie de estética global, para generar una experiencia única y personal que responda a lo que es realmente importante y aporte valor en el vivir diario de los lugares que habitamos".

general

Salón en tonos claros con detalles luminosos.

Proyecto de Andrea Navarro
  • ¿Notas que muchos clientes llegan con ideas muy marcadas por lo que ven en redes sociales?

"Por lo general, los clientes suelen tener cierta inclinación por cosas que han visto en las plataformas digitales, ya sean estilos determinados o espacios con usos muy concretos. Pero a menudo existe mucha confusión por el mismo motivo: exceso de referentes, imágenes y un bombardeo continuo de lo que "está bien" o "está de moda".

En este proceso inicial donde existe cierta confusión, muchas veces, ni siquiera han podido cuestionarse si esa imagen o estética concreta se adapta a su estilo de vida, su rutina o identidad.

Nuestra misión es filtrar toda esa información para encontrar la esencia de lo que realmente el cliente quiere lograr, qué sensación quiere experimentar cada día al abrir la puerta de su hogar, identificar su estilo y eliminar el ruido para generar un espacio personal, íntimo y que hable de las personas que habitan en el mismo".

"No todo lo que sacamos de esta experiencia es negativo, y es que la influencia de las redes sociales ha despertado un interés y sensibilidad estética que nunca antes habíamos experimentado", interiorista Andrea Navarro.

Salón con estantes y sillas amarillas

Banqueta nórdica de los años cincuenta, en Reno Spain; sobre las mesas, plato azul esmaltado, en Casa Josephine; jarrón de gres de Carl-Harry Stålhane para Rörstrand Atejé, en Galería A, y cenicero de madera de Willy Rizzo, en El 8.

Belén Imaz | Estilismo: María Aguilar | Proyecto: Estudio DIIR
  • ¿Crees que se está perdiendo cierta autenticidad o funcionalidad en favor de lo visual o socialmente "aplaudido"?

"Existe cierta tendencia en seguir aquello que consumimos por redes. No solo hablamos de diseño e interiorismo. Hablamos de moda, hábitos, estilos de vida... Veo cómo a menudo se eligen ciertas piezas, elementos o recursos porque quedan bien en la foto, aunque no sean prácticos o incluso incómodos. Se prioriza un rincón bonito sobre el uso real del espacio, estética por encima de funcionalidad, cuando ambos deberían ir de la mano.

Que "esté de moda" no significa que debamos identificarnos con ello, pero es difícil no caer en la tentación de seguir la corriente. Y aunque puede que funcione para algunos, corremos el riesgo de caer en espacios fríos e impersonales.

En ese sentido, creo que debemos recuperar los espacios vibrantes, los lugares que narran historias, que hablan de disfrute y diversión. La autenticidad corre el riesgo de diluirse si todo responde al algoritmo y no a la experiencia humana".  

Zonas de asientos

Proyecto de Eduardo Neira Roth.

Michael Falgren

Importante: no perder de vista la funcionalidad

  • ¿Cómo gestionas ese equilibrio entre lo que "queda bien en foto" y lo que realmente funciona en el día a día?

"Para mí, la clave está en preguntarse qué actividades, experiencias y sensaciones quieres fomentar en tu día a día. Hacer uso de la estética como una herramienta, no como un fin. Estudiar la funcionalidad, recorridos y rituales que se generan en cada espacio es el punto de partida para poder reinterpretar ciertos elementos estéticos o decorativos sin sacrificar comodidad o autenticidad".

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Proyecto de Febrero Studio con mobiliario vintage.

Salva López

Decorar con la mirada de un estilo propio

  • ¿Crees que esta tendencia está cambiando la forma en la que entendemos el diseño de interiores y lo que significa tener un estilo propio?

"Absolutamente. Hoy, el diseño de interiores muchas veces se entiende más como una réplica que como una búsqueda personal, lo que nos ha llevado a cierta homogeneización de los espacios aunque los separen miles de kilómetros. El riesgo de tomar únicamente como referente lo que vemos en redes sociales es que todos terminemos habitando versiones diferentes de una misma imagen.

Si miramos hacia atrás, vemos un contraste muy fuerte: lugares llenos de objetos con historia, muebles heredados, colecciones, recuerdos de viajes o hasta cosas hechas a mano. Eran espacios profundamente personales, imperfectos quizás, pero con alma.

Como interiorista, creo que nuestro rol es volver a poner en valor lo auténtico, lo artesanal, lo vivido y lo imperfecto incluso. Reivindicar que un hogar no tiene que ser un escaparate o una puesta en escena, tiene que ser honesto, real y reflejar la esencia de quienes lo habitan".