A la hora de escoger el sofá hay tantas consideraciones a valorar que, a menudo, uno se pierde. ¿Es más importante la forma o el color? ¿Me fijo en el acabado o en la estructura? ¿Cuál es el tamaño más apropiado? Existen decenas de artículos con los que te puedes hacer una idea aproximada de los cinco o seis aspectos clave para acertar al elegir el mejor sofá para casa. Nosotros hemos preferido preguntárselo a tres interioristas. Además, queremos saber qué les parece el creciente interés por los sofás de líneas más orgánicas y cuáles son sus modelos preferidos.

Al elegir el sofá, la comodidad es el aspecto prioritario para las interioristas consultadas
Eugeni Pons
- ¿Qué es lo más importante a la hora de escoger un sofá para el salón?
Teniendo claras las dimensiones, un aspecto clave al elegir el mejor sofá para la casa, “lo más importante es que sea cómodo. Los sofás que no son muy cómodos es mejor colocarlos donde no se espera (o no se quiere) que la gente esté sentada mucho tiempo, como una sala de espera o una zona de trabajo”, apunta la interiorista Cláudia de Sousa.

Salón con un amplio sofá a ras de suelo
Eugeni Pons
Lo mismo opina la interiorista Blanca Rosa Gutiérrez.“Un sofá debe ser verdaderamente cómodo; no solo para sentarse un rato, sino para vivirlo. Tiene que invitar a leer, charlar, descansar e incluso dormir una siesta. Es imprescindible que se adapte al cuerpo, que lo sostenga y lo envuelva”. Para la interiorista Leticia Yagüez, es fundamental “mirar bien que al sentarse la cadera no quede por debajo de las rodillas, que se pueda apoyar la cabeza en el respaldo y que proteja bien los riñones”.

Salón de una vivienda en el centro de Madrid. Interiorismo: Blanca Rosa Gutiérrez
Pablo Sarabia. Cortesía Blanca Rosa Gutiérrez
Estética, color y personalidad: otros factores importantes al elegir el sofá
Para De Sousa, otros dos aspectos importantes son “la estética y el color”. Un sofá es una pieza grande que visualmente será protagonista en el salón. Si la tapicería es de un color muy fuerte se verá muchísimo. “Aconsejo comprar un sofá en tonos nude, que son atemporales. Es mejor darle un toque de color con los cojines y mantas. Se puede personalizar muchísimo. Desde luego, hay excepciones. Un bonito chéster en color marrón también es atemporal”.

En el salón de esta vivienda en Menorca destaca por su originalidad el sofá verde. El cuadro es de Ana Gómez Jaraíz.
Lupe Clemente
En el caso de Gutiérrez, también cree importante que el sofá de casa tenga “una forma con carácter, que marque el estilo del espacio y ‘hable’ de quien lo habita”. Reconoce que no le interesan los sofás neutros, “sino aquellos que aportan identidad, que inspiran y se convierten en protagonistas silenciosos dentro de la casa”. Yagüez apunta además que “el tapizado debe de ser transpirable y agradable”.

Sofá de líneas orgánicas
David Mitchell | Diseño: Timothy Godbold
Se llevan los sofás de líneas más redondeadas y orgánicas
En cuanto a la ‘arquitectura’ del sofá, De Sousa prefiere “los de líneas orgánicas, ya que suavizan visualmente mucho los espacios. Además, se pueden colocar en el medio del salón sin bloquear el paso o la vista porque tiene una trasera mucho más bonita que los sofás convencionales”.
A Yagüez también le gustan los sofás de líneas orgánicas, pero cree “que necesitan su propio espacio alrededor” y le cuesta verlos en espacios de estética más clásica y tradicional. En cuanto a colores y estampados, dejaría las opciones más atrevidas “para una butaca, cojines o un puf central porque crean un punto focal que no es excesivo. En el caso de un sofá optaría por las rayas, aunque en espacios con luz sí me atrevería con un tono vibrante para darle todo el protagonismo”.

Sofá modular Camaleonda, de Mario Bellini para B&BItalia
Sergey Krasyuk
Estos son los sofás preferidos de las interioristas
“Siempre me ha gustado mucho el sofá modular Camaleonda (1970), de Mario Bellini para B&BItalia. Es un sofá en el que apetece tirarse a descansar y que, además, me recuerda a algo dulce, como un bombón. Es una maravilla”, comenta De Sousa.
Gutiérrez también lo elige como uno de sus favoritos “por sus asientos profundamente acolchados y su modularidad, que permite recostarse, tumbarse o sentarse de mil formas; es acogedor, mullido y generoso en tamaño, perfecto para espacios relajados y de uso prolongado.

Sofá Togo (1973), de Michel Ducaroy para Ligne Roset
Architonic
De Sousa menciona además el sofá Serpentine (1950), de Vladimir Kagan, “que es digno de una película de James Bond”. Gutiérrez elige otra pieza de los setenta: el mítico sofá Togo (1973), de Michel Ducaroy para Ligne Roset. Me encanta porque no tiene una estructura rígida, sino que es completamente de espuma. Me divierte su diseño envolvente y bajo que se adapta al cuerpo de forma natural. Es un sofá que te invita a una relajación total en cualquier espacio informal o contemporáneo”.