El color encierra un lenguaje silencioso pero poderoso, capaz de transformar espacios y despertar emociones profundas. Si además lo incluimos en casa en forma de piezas de arte, no solo adornamos las paredes, sino que establecemos un diálogo con nuestro ánimo, nuestra historia y nuestra sensibilidad, creando un lienzo vivo en el que la decoración se convierte en una experiencia sensorial.

El arte en la decoración contribuye a crear espacios armónicos y transformadores. Así lo asegura Karen Haller, autora y principal autoridad internacional en el campo de la psicología aplicada del color y el diseño: El color afecta a todos los momentos de nuestra vida. Sin embargo, la mayoría de nosotros solo somos conscientes en un 20% de las razones por las que tomamos determinadas decisiones o elecciones de color”, dice la experta.

Cada color tiene la capacidad de activar emociones, estados de ánimo y niveles de energía. Imaginemos una sala donde un cuadro de tonos cálidos —ocres y dorados— invita a la conversación y al calor humano. En contraste, una obra en azules y verdes puede evocar tranquilidad, como un refugio en medio del bullicio cotidiano. La magia reside en cómo estos colores, a través del arte, guían la atmósfera y enriquecen la decoración con su presencia silenciosa pero impactante.

Desde la serenidad del azul hasta la vitalidad del rojo o la renovación del verde, el uso consciente de la paleta cromática en la decoración y en el arte pueden convertirse en una poderosa herramienta de transformación interior. "El color tiene una vibración propia que impacta directamente en nuestro campo energético. Un cuadro no es solo una imagen: es una frecuencia que puede equilibrar, activar o sanar espacios y personas”, sentencia Lola Castillejos, artista plástica, coach en gestión vital y maestra de Reiki.

Color rojo

Los colores rojos fortalecen la vitalidad, pero deben usarse con mesura.

Cortesía de Lola Castillejos

El color en el arte no es solo pigmento; es una historia que invita a explorar. Una pintura vibrante puede llenar una habitación de energía, mientras que un cuadro en tonos suaves y neutros aporta calma y serenidad. 

Cómo actúan los colores en nuestras emociones

En función de lo que queramos conseguir, Castillejos señala por qué tonalidades conviene decantarse."El hogar es nuestro primer templo. Los colores que elegimos nos nutren cada día a niveles que no siempre percibimos conscientemente. Aprender a decorar desde la intención es un regalo para nuestra alma”, sentencia.

  • Si lo que se busca es la paz, la claridad mental y la conexión con la naturaleza, los azules y los verdes son los tonos indicados. Además, aportan confianza y seguridad.
  • Los colores amarillos y naranjas son perfectos cuando se busca estimular la creatividad, la motivación, la alegría y favorecer la sociabilización.
  • Por su parte, los rojos son adecuados cuando el objetivo es fortalecer la vitalidad y la acción, pero según la experta, deben usarse con moderación para no saturar el ambiente. “Una obra con toques en este color puede ser suficiente para lograr el efecto deseado”, apunta.
  • Si se quiere abrir el espacio y favorecer la purificación energética, es recomendable decantarse por obras en tonos blancos y neutros
  • Y los colores rosa y lavanda aportan calma, ternura y promueven espacios amorosos. “Favorecen un ambiente de armonía y autocuidado en la decoración”, asegura Castillejos.
Color azul

Los colores azules fomentan la paz, la claridad mental, la conexión con la naturaleza.

Cortesía de Lola Castillejos

Cómo integrar los colores en la decoración

A la hora de adquirir una pieza de arte para nuestra casa, según Lola Castillejos podemos escogerla guiados por nuestro impulso “ya que existen momentos en los que podemos conectar intuitivamente”, o como un acto consciente de creación de bienestar, al elegir intencionadamente determinados colores.  En ambos casos lo que conseguimos es un impacto positivo en el bienestar emocional.

Color malva

Los tonos rosa y lavanda favorecen un ambiente de armonía y autocuidado en la decoración.

Cortesía de Lola Castillejos
  • Usar los cuadros como anclas energéticas. Según Castillejos, “una obra bien elegida puede ser clave para transformar el ambiente emocional de un espacio”. Si ese es el objetivo, hay que elegir obras que reflejen, a través de su paleta de colores, las emociones que se desean cultivar en cada espacio, como por ejemplo serenidad en el dormitorio, vitalidad en el despacho, alegría en la cocina.
  • Dar pequeños toques de color estratégico. Cuando el objetivo no es invertir en arte, se puede renovar la energía del espacio de forma sutil, pero efectiva, incorporando pequeñas piezas como almohadones, mantas, alfombras o jarrones en colores energéticos.
  • Crear coherencia y fluidez entre espacios: Los tonos complementarios o variaciones de un mismo color entre una obra de arte, el sofá, las paredes y los complementos pueden dar unidad y equilibrio emocional al hogar. No se trata de uniformar todos los colores, sino de crear transiciones armónicas.
  • Respetar la intención del espacio: Integrar los colores alineados con la energía deseada potencia el propósito de cada habitación, ya que, según Castillejos, cada estancia cumple una función emocional: desde la relajación a la concentración, pasando por la interacción social.