El verdadero lujo –dice un lema de oro– casi no se ve o, al menos, no se exhibe, contenido por un límite de pudor o, más bien, de una íntima seguridad en las soluciones decorativas.
El interiorismo de este piso parisino de 180 metros cuadrados, situado en el barrio de Saint-Sulpice, es obra del diseñador Jean Charles Tomas, conocido por sus espacios elegantes nutridos con elementos artesanales, materiales nobles y muebles a medida. El autor define su proyecto como "una yuxtaposición de materialidad exuberante con líneas elegantes y editadas" en la que destacan “detalles arquitectónicos que dan un aire de sofisticación improvisada y un lujo sin esfuerzo”.
Austeridad y ornamentación no son antónimos, sino categorías complementarias, combinaciones que abarcan tanto la historia del lugar como las soluciones más modernas del diseño. "No me gusta que un interior parezca demasiado contemporáneo. Me resulta frío", afirma Tomas para explicar su estilo.
El piso forma parte de un edificio construido a finales del siglo XIX en el llamado estilo Haussmann, y el cliente (explica el interiorista) deseaba mantener el prestigio de lo clásico, pero añadiéndole la comodidad de lo contemporáneo. A través de una opción monocromática con sutiles toques de color (en telas, cojines, latón pintado), el piso de Saint-Sulpice ingresa en una sobria modernidad.