"Este proyecto de interiorismo se enfoca en crear un hogar cómodo donde la luz natural y la conexión con el exterior juegan un papel fundamental", explica el estudio Ábaton, al frente del proyecto, que ha sido diseñada "con la premisa de preservar el entorno natural y proporcionar vistas panorámicas hacia un encinar cercano". El diseño arquitectónico de la casa consta de dos naves con cubierta a dos aguas que se conectan a través de un amplio espacio de doble altura, inundado de luz natural y donde se encuentra la entrada principal y la icónica escalera-escultura característica de Ábaton, que une los dos niveles de la vivienda.
En la planta baja de esta impresionante vivienda, se encuentran los espacios principales: el salón, comedor y cocina, el dormitorio principal y el despacho. Estos ambientes fomentan la convivencia armónica de la familia, compuesta por un matrimonio y sus dos hijos. La luz natural que inunda estos espacios se convierte en el hilo conductor que une el interior con el paisajismo cuidadosamente diseñado, convirtiendo cada ventana en una obra de arte. Uno de los elementos que más destaca es el gran ventanal del salón, que se desliza hacia el exterior a través de una estructura auxiliar independiente, permitiendo una apertura total o parcial según la estación del año. Este espacio se transforma así en un porche abierto a la exuberante vegetación que lo rodea.
En busca de la sencillez
En cuanto al interiorismo, Ábaton se ha basado en la sencillez y la atemporalidad. Así, se han seleccionado materiales nobles y resistentes al paso del tiempo, priorizando el uso de maderas y tejidos naturales, así como tonos neutros. Cada pieza elegida enfatiza la calma y la importancia de la luz y la conexión con el entorno. Destacan la lámpara Cesta de Miguel Milá, editada por Santa&Cole, las butacas danesas de Hans J. Wegner, retapizadas por Ábaton, y los muebles antiguos recuperados que conviven armoniosamente con elementos contemporáneos, como las sillas de Artisan en el comedor y los taburetes de Frama en la isla de la cocina.
En el dormitorio principal, se han utilizado carpinterías de madera recuperadas de un piso antiguo en el centro de Madrid, aportando un carácter único a los acabados. En el resto de los armarios, se ha aprovechado la propia estructura de madera CLT, revistiéndolos con cajones y entrepaños fabricados en pino y cerrándolos con puertas lacadas en blanco.
En armonía con el resto de la casa, y como no podía ser de otra manera, la casa cuenta con una piscina de agua salada revestida en piedra, que se integra perfectamente con el cuidados paisajismo, inundado de azaleas, arces y diferentes variedades de vivaces.