Las casas prefabricadas han revolucionado el sector inmobiliario en términos de calidad, rapidez, certeza en los costes y eficiencia energética. Son muchas las ventajas de este tipo de viviendas; aunque su implantación en el mercado español es todavía incipiente si lo comparamos con otros países del entorno europeo, su crecimiento es rápido y comienzan a ser una alternativa real a las viviendas tradicionales.

A pesar de ello, muchas personas todavía albergan dudas sobre este tipo de construcción debido, entre otras cosas a algunos falsos mitos. Eso es así porque dentro de la categoría de las casas prefabricadas hay una amplia tipología que va desde las viviendas que cuentan con cimientos, como cualquier otra, hasta las que están diseñadas para trasladarse fácilmente, consideradas como viviendas móviles. Esto plantea la cuestión de si es posible construir una casa prefabricada en cualquier terreno, especialmente los rústicos ya que los potenciales usuarios de estas viviendas las ven sobre todo como una alternativa para entornos rurales.

Un terreno rústico es aquel que aparece en el Plan General de Ordenación Urbana como suelo no urbanizable. Goza de cierta protección o de usos exclusivos y no suele contar con los servicios públicos de abastecimiento de los que sí disponen los suelos urbanos y urbanizables.

 Casa industrializada de madera en Matadepera, Barcelona, de Arquima.

Los suelos no urbanizables son precisamente los que plantean mayor complejidad, según Ignacio de la Vega, socio fundador junto con Pilar Cano Lasso del estudio delavegacanolasso, promotor de la firma de casas prefabricadas Tini. "Dentro de ellos hay cantidad de categorías según el nivel de protección. Para poder construir una vivienda en ellos, la normativa varía en cada municipio y según la categoría de protección, pero lo más habitual es que puedas tener una vivienda si el terreno supera una determinada superficie (suele ser en torno a 10.000 metros cuadrados) y existe una explotación agrícola o ganadera a la que vincular la vivienda".

En cuanto a las viviendas móviles, Ignacio añade que "lo normal es que no esté regulado, es decir, no figure en la normativa. Por tanto, quedaría a juicio del técnico municipal el que se considere o no vivienda y por tanto pueda o no colocarse. Hemos investigado bastante este tema y hablado con abogados especializados y hay cantidad de casos distintos y variaciones según la zona, pero al final, si en un terreno no puede haber una vivienda, lo más probable es que si colocas una casa móvil te digan que la muevas porque ahí no puede estar".

 

 

Por su parte, Stefano Carlo Ascione, arquitecto y consultor Passivhaus en Arquima, señala que "las viviendas industrializadas que construimos son casas a todos los efectos, igual que cualquier otra vivienda construida con otros sistemas constructivos, ya sean convencionales o prefabricados. Por lo tanto, simplemente es necesario que el terreno tenga calificación de terreno urbano, consolidado y con todos los servicios urbanísticos".

Casa prefabricada de hormigón en Tarragona, diseñada por el estudio Taab6 Arquitectura y realizada por Hormipresa.

Para Mathieu Filiol, director comercial de Hormipresa, es importante distinguir lo que es el sistema constructivo o técnica de construcción y la calificación urbanística. "Para construir es necesario obtener una licencia y un permiso de construcción de manera independiente a la técnica de construcción. Hay ciertos matices estéticos que hay que respetar según el sitio. Por ejemplo, algún ayuntamiento puede exigir que el acabado sea de piedra o la cubierta inclinada con teja árabe. Pero no hay una obligación de técnica de construcción a nivel urbanístico. Los proyectos de construcción industrializada tienen que cumplir los mismos requisitos de desarrollo urbanísticos que la construcción tradicional. No es una solución mágica para edificar en parcelas no aptas para edificar".

 

 

En todo caso, como a veces se hacen excepciones, no está de más consultar la legislación local, provincial y autonómica, y buscar el asesoramiento de un arquitecto. Tal como apunta Ignacio de la Vega, algunas administraciones contemplan la edificación en suelo rústico, independientemente de la técnica de construcción, siempre que sea imprescindible para mantener la actividad que se realiza en la zona.