El fulgor de una pared encalada, la autenticidad de un suelo de piedra, la eficiencia elemental de una persiana de librillo. Con sus materiales eternos y su inagotable herencia artesana, la arquitectura mediterránea tradicional se ha convertido en un referente reconocible dentro y fuera del Mare Nostrum. Un modo de concebir los espacios que para el arquitecto valenciano Ramón Esteve no es solo un estilo o un conjunto de elementos, es una actitud. "Es la exuberancia de lo esencial y el esplendor de la vitalidad de sus pueblos que se expresa en todas sus manifestaciones. Su lenguaje trasciende el tiempo siendo la manifestación material de una forma de vida que proviene de una cultura milenaria".

 

Muros encalados rugosos y de piedra seca definen el exterior de la casa Syros II, de Black722

Y para corroborar su mensaje, cita al maestro José Antonio Coderch: "La arquitectura mediterránea busca la sencillez, la integración y la relación íntima entre el hombre y la naturaleza". Tan poderoso es el influjo y el carácter universal de lo mediterráneo, que materiales afines a su estética como el travertino, el mosaico e, incluso, el humilde terrazo son pura tendencia también en el diseño y el interiorismo, tal como pudimos atestiguar en el pasado Salone de Milán.

Casa La Roca, cera de Barcelona, de Ramón Esteve, exponente del Mediterráneo contemporáneo.

 

Fuente de sabiduría

Ahora que lo sostenible está en boca de todos, bueno es recordar que la tradicional forma de construir en nuestra latitud siempre ha sabido sacar el mejor partido de las circunstancias y las posibilidades del lugar. Según Marià Castelló, que ha hecho de su Formentera natal su particular campo de expresión, "la arquitectura vernácula es una fuente inagotable de sabiduría concentrada en cada detalle. Anónima y con ingenio, se adapta al entorno y lo dota de identidad".

 

Los tonos tierra predominan en los interiores de la casa Camp Roig 31, en el casco urbano de Alaró, Mallorca, obra de DuRietz Design & Development

En eso coincide con los griegos Katja Margaritoglou y Sotiris Tsergas, de Block722, con proyectos en el archipiélago de las Cícladas. "Desde las sencillas viviendas de una sola estancia hechas de piedra, a menudo del mismo terreno, hasta los tejados planos para recoger la escasa agua de lluvia que cae, la arquitectura popular griega, y en particular la de las Cícladas, ha sabido lidiar con el entorno natural y aliarse con la luz y el cielo azul para ofrecer hábitats adecuados", dicen.

 

 

Elogio de la sencillez

La estética depurada es uno de los valores que más destacan los arquitectos que encarnan el estilo mediterráneo. Es esa sencillez la que cautivó a alguien aparente- mente tan ajeno a la sensibilidad meridional como el británico Andrew Trotter, quien, a semejanza de los anteriores, ha focalizado su trabajo en la Puglia italiana. Allí descubrió una arquitectura local "que lleva siendo minimalista desde hace más de 400 años, llena de textura y sensaciones".

 

Villa Derrida, en el Peloponeso griego, de K-Studio.

 

Por eso no duda en reconocer que "siempre me he sentido en el Mediterráneo como en casa. Representa un estilo de vida sereno, un lujo desnudo que no tenemos en el Reino Unido". Para Block722, la sencillez implica "materiales naturales sin apenas tratamiento y sin características high-tech visibles" Y añaden que ese carácter esencial y la ausencia de ostentosidad de la arquitectura mediterránea hacen que el ser humano se sienta conectado y en armonía con ella cuando la experimenta.

 

Villa Fidji, en Cap d'Antibes, Francia, de Caprini & Pellerin.

 

Tradición y modernidad

¿Es posible preservar el acervo artesano que hay detrás de un arco de mampostería o una pared alicatada perfectamente ejecutados en tiempos de sistemas constructivos industrializados? Para los franceses Caprini & Pellerin, cuyo trabajo puede rastrearse sobre todo en la Costa Azul, la arquitectura y la artesanía mediterráneas locales son comparables en términos de patrimonio a la rica y variada gastronomía gala. "En tanto que embajadores de los oficios tradicionales, aprovechamos cada oportunidad de reinterpretarlos y de aplicarlos en nuestros proyectos. Toda creación debe anclarse en la historia del lugar y respetar su contexto".

 

Simplicidad moderna en los muros y suelos de piedra originales en Casa Sóiler en Mallorca, de Mar & Ask

 

Pero, como afirma Ramón Esteve, "al mismo tiempo la arquitectura debe ser testigo de su tiempo e incorporar racionalidad científica. La industrialización nos plantea el reto de crear un nuevo lenguaje que siga bebiendo de la tradición y que, haciendo uso de la tecnología, pueda dar lugar a una nueva tectónica con espíritu poético, sin caer en falsas apariencias y banalizaciones. Nos invita a crear soluciones que permitan mantener la diversidad expresiva propia del paisaje mediterráneo y de su arquitectura tradicional. Lo difícil es crear bajo esta paradoja: ser moderno regresando a las fuentes".

Ca l'Am, en Sant Mateu, Ibiza, de Marià Castelló