Autor de iconos de la arquitectura contemporánea como la Villa Saboya, l'Unité d'Habitation de Marsella o la capilla de Ronchamp, amigo de celebridades como Albert Einstein, el pintor Gustav Klimt, la bailarina Josephine Baker (a quien dedicó bocetos de ella desnuda) o Antoine de Saint-Exupéry (el aviador con quien voló en 1929 de Buenos Aires hasta Asunción y que posteriormente escribiría el celebérrimo libro El Principito), la vida de Le Corbusier está llena de claroscuros, ideas incomprendidas y datos sorprendentes que construyen una biografía intensa.
Sus 78 años de existencia dieron para muchos capítulos, de los que aquí hemos seleccionado cinco que quizás hayan pasado desapercibidos entre el inmenso legado arquitectónico, intelectual y humano que nos dejó.
01 La conexión española
La Villa Radieuse, propuesta en 1933 por Le Corbusier para el centro de París, es una de las doctrinas urbanas más influyentes y controvertidas del modernismo europeo. El proyecto, de acuerdo a Le Corbusier, podría aumentar la capacidad de las zonas urbanas y, al mismo tiempo, mejorar el medio ambiente urbano y la eficiencia de la ciudad.
Lo que muchos no saben es que su concepto debe mucho a las ideas del urbanista, constructor y periodista madrileño Arturo Soria (1844-1920), autor de la Ciudad Lineal de Madrid, en la que materializó un concepto que pretendía resolver los problemas de higiene, hacinamiento y transporte que atenazaban a las ciudades de la época.
02 Políticamente incorrecto
Aunque siempre se le ha reprochado sus veleidades con el nazismo y el fascismo (en 1934 impartió una conferencia en Roma invitado por Mussolini, y a principios de 1940 fue nombrado urbanista por el gobierno colaboracionista de Vichy para supervisar el diseño de diferentes ciudades, entre ellas Argel; aunque cuando se rechazaron sus planes se retiró del mundo político), eso no impidió que Le Corbusier también quisiera hacer su aportación al régimen soviético con un diseño para el concurso del Palacio de los Soviets de Moscú en 1930 que finalmente no se materializó.
03 Regalo envenenado
En 1956 y como encargo del rey Faisal II, Le Corbusier diseñó un gimnasio para la ciudad de Bagdad. Este fue construido 13 años después de la muerte de Le Corbusier e inaugurado bajo el nombre de Saddam Hussein.
04 Las amistades peligrosas
Le Corbusier tuvo muchos defensores pero también muchos detractores. Uno de ellos fue Salvador Dalí, quien, aunque se consideraba amigo del arquitecto, estuvo muy lejos de ser cortés con él después de su muerte en 1965. De sus edificios llegó a decir que eran "los más feos y más inaceptables en el mundo" y respecto a su fallecimiento: "Su muerte me llenó de una inmensa alegría. [...] Le Corbusier era una criatura lastimosa trabajando en hormigón armado". El desdén de Dalí hacia Le Corbusier no le impidió llevar flores a su tumba, ya que según sus palabras, "por un lado, lo detestaba, pero por el otro, soy un absoluto cobarde".
05 Cantos de sirena
Su relación con el mar fue intensa pero a la vez aciaga y finalmente letal. En 1938 quedó atrapado por la hélice de un yate que le produjo una profunda cicatriz en su pierna derecha. En 1952 construyó en Roquebrune-Cap-Martin, en la Costa Azul francesa, una cabaña minúscula en la que pasó siempre que pudo todos los veranos del resto de su vida. De ella llegó a decir: “Tengo un castillo en la Costa Azul que tiene 3,66 x 3,66 metros. Una puerta minúscula, una escalera exigua y el acceso a una cabaña incrustada debajo de los viñedos. Solamente el sitio es grandioso, un golfo soberbio con acantilados abruptos”. Fue en las aguas frente a esa cabaña donde el 27 de agosto de 1965, desobedeciendo las indicaciones de su médico, Le Corbusier fue a nadar. Fue encontrado muerto por unos pescadores, presumiblemente de un ataque al corazón.