No hace falta viajar a Grecia: así es esta cala de la costa española con agua turquesa y casas blancas

Entre acantilados cubiertos de vegetación mediterránea y aguas de un azul hipnótico, se esconde un rincón que parece sacado de una postal de las islas griegas pero que, en realidad, está en la Costa Blanca. Aunque no es un lugar secreto —su popularidad en redes lo confirma— la cala Portitxol, también conocida como la Barraca, merece una visita por su arquitectura tradicional encalada y ese aire de verano eterno que la convierte en un lugar de peregrinación estética.

La isla de Portixol da nombre a la famosa cala. 

Ubicada en el término municipal de Xàbia (Alicante), la cala Portitxol ha pasado de ser un antiguo refugio de pescadores a convertirse en un icono del Mediterráneo más puro. La cala debe su nombre a la isla que se sitúa justo enfrente, la Isla del Portitxol, que actúa como barrera natural permitiendo un mar en calma y creando un paisaje tranquilo, perfecto para actividades como el kayak, el paddle surf o el snorkel.

Arquitectura vernácula con vocación de Instagram

Las casas blancas que se alinean a pie de playa, llamadas barracas, se usaban originalmente para guardar redes y barcas, y hoy son una joya del patrimonio costero de Xàbia. Su estética —muros encalados, carpinterías azul añil, formas sencillas y materiales locales— recuerda inevitablemente a Santorini, pero con sello levantino. Las barracas son construcciones modestas, pensadas para el trabajo y el resguardo, pero con una belleza que ha resistido al paso del tiempo y cuya presencia refuerza la identidad del lugar.

El entorno de Portitxol es igual de espectacular. Está rodeada por los cabos de Cap Prim y Cap Negre, dos formaciones rocosas que enmarcan la cala y le dan ese carácter recogido. Ambos se pueden explorar para obtener panorámicas de la costa alicantina. A pesar de la creciente popularidad de la playa, el acceso sigue siendo limitado: no hay construcciones modernas ni restaurantes de lujo, sólo un pequeño chiringuito que funciona en temporada alta, un aparcamiento reducido y un camino algo empinado que lleva hasta la playa.