Pasear por Oporto no se entiende sin mirar hacia arriba, detenerse en las esquinas y perderse entre las fachadas de su casco histórico con herencia de siglos de historia y creatividad local. Es ahí, en su arquitectura, revistiendo paredes y fachadas, donde encontramos uno de los elementos más icónicos de esta ciudad portuguesa: el azulejo, que llegó en el siglo XV a Portugal desde Sevilla para quedarse y transformarse en un símbolo de identidad cultural. Y es que, estas pequeñas piezas de cerámica son elementos arquitectónicos y estéticos sin los que es imposible entender la ciudad costera a orillas del Duero, de la que hoy te señalamos 10 rincones imprescindibles para descubrir sus azulejos.