¡Los ochenta han vuelto para quedarse! Y es que a las hombreras, bolsos de macramé y coleteros tipo scrunchie ahora sumamos la reedición de uno de los relojes más emblemáticos de la década, el Tissot Heritage Memphis diseñado por Ettore Sottsass en 1988.

En los bocetos de Ettore Sottsas queda presente su interés por la geometría.

Hace 40 años la arquitectura y el diseño vivieron una revolución marcada por la geometría y el uso intenso del color, Ettore Sottsass junto a Michele de Lucchi, Matteo Thun, Javier Mariscal, Marco Zanini, Aldo Cibic, Andrea Branzi, Barbara Radice, Martine Bedin, George J. Sowden y Nathalie du Pasquier, fundaban el colectivo Memphis. En 1981 se presentaron oficialmente en el Salón de Milán y consiguieron atraer todas las miradas de las grandes firmas de diseño, todo querían trabajar con ellos.

El reloj se convirtió en un icono de elegancia y modernidad de los ochenta.

Sillas, butacas, lámparas, estanterías, jarrones... los diseños Memphis tienen una estética muy marcada que los hace reconocibles a primera vista. Se trata de un medio de expresión que define la filosofía de los ochenta, sofisticación a través de un grafismo muy cuidado. Bajo estos preceptos Sottsass diseñó el reloj Heritage, que ahora la firma relojera reedita en cuatro modelos.

La reedición que ha lanzado Tissot es fiel al original, acabados en un único color y esferas con metales combinados, son las únicas variaciones.

La reinterpretación de este clásico ha respetado los detalles originales, como la esfera redonda y biselada que juega con la geometría en la unión entre la caja y la correa, emblema de Sottsass. Las manillas se han eliminado y para marcar las horas basta con una pequeño disco y un punto, la única aguja que resta con un movimiento contínuo es el segundero.

Las nuevas ediciones cuentan con una correa de piel sintética vegana y se entregan con una segunda correa intercambiable en otro color, una forma de seguir el espíritu transgesor del manifiesto Memphis. Tal y como afirmó Sottsass "El reloj que he diseñado para Tissot retoma, en particular en el grafismo y en su estructura, algunos signos y sistemas que permitían, ya en la Antigüedad, comunicarse con el universo, al menos en sentido figurado. El mandala era uno de ellos".