Es el sueño cinematográfico de los amantes de la moda, pero muchas veces se cree que es una opción cara o se tiene la idea errónea de que, para instalar un vestidor en casa, es necesario contar con una habitación especifica o una suite.
La buena noticia es que puedes adaptarlo a tu vivienda con facilidad y desterrando algunos mitos. Desde aquí, te animamos a que le des una oportunidad.


1. Hágase la luz
Te recomendamos que lo enplaces en una zona que disponga de ventana, de esta forma, la ropa ya estará iluminada y no será necesario disponer de apliques interiores.

2. Adiós puertas
En el caso del armario, si las puertas son de lacado, el precio puede llegar a duplicarse. Y, sin ellas, prescindimos de los 80-90 cm libres delante del armario para poder abrirlo. Incluso, se pueden utilizar telas o cortinas para limitarlo de otra zonas de la casa o esconder lo que no queramos que se vea. Es una opción económica y decorativa.

Los tonos claros en los materiales provocan una gran protagonista: la ropa

3. Más espacio
Al eliminar las puertas, se genera una sensación de amplitud y favorece la circulación para observar la ropa desde varios ángulos. Ergo, tener una mayor consciencia de lo que se tiene y se puede vestir.


4. Mayor orden
Es un requisito indispensable y, aunque a priori pueda parecer una desventaja, esta obligación visual hará que cada cosa esté en su sitio sin darte cuenta (y en todo momento).
En cualquier caso, es fundamental diseñar el vestidor en función de nuestras necesidades. Ahora hay mil opciones en el mercado para tal fin. Nota: La ropa colgada ocupa y se arruga menos, y es más fácil de localizar.

Un pequeño pasillo puede ser un buen emplazamiento.

5. Una habitación extra
Si tenemos la suerte de disponer de una habitación aislada, no lo dudes, sólo deberás cerrar la puerta para protegerlo del polvo u ocultar su contenido. Aún así, cualquier zona de la casa es buena para instalar un buen vestidor.

6. Un mix
Por último, siempre queda la posibilidad de mezclar ambas opciones y diseñar un armario a medida. ¿Cómo? Decantándonos por uno zona cuente con unas zonas abiertas con estantes, y otras cerradas con puertas.

En este caso, el propio vestidor separa las estancias.


Una única desventaja (que tampoco lo es)
Un vestidor estará más expuesto al polvo y a la suciedad. Por lo que requerirá un mantenimiento y limpieza más a menudo. Sin embargo, es una perfecta opción para que nos veamos forzados imperiosamente a que nuestras pertenencias estén siempre en el mejor entorno y condiciones.