Cuando todavía nos estamos recuperando de las calabazas de Halloween y las telarañas que nunca dan el pego, comienza una nueva etapa que tampoco es apta para los amantes del minimalismo bien entendido y los interiores que practican el lujo silencioso: la NAVIDAD.

Hay un tipo de persona, ni mejor ni peor, que recibe esta celebración anual (de la que no se puede escapar) con toda la ilusión del mundo, como si fuesen elfos mágicos. Y existe otro tipo de individuo que simplemente tiene que hacer de tripas corazón y convivir con el otro aceptando la sobredosis de adornos, guirnaldas, nieve artificial y villancicos en casa. Asumámoslo, no queda más remedio que ceder y dejar que el primer grupo obre su magia. Es su fiesta.

Para saber si perteneces a un grupo o al otro, hemos destacado algunas costumbres domésticas que tienen en común todos los obsesionados con la Navidad cuando se acerca la fecha. Si te suenan familiares o cercanas, entonces sí, estás en lo cierto. Tú o esa persona con la que convives estáis viviendo el momento más feliz porque empieza vuestra época favorita del año. Aunque... bueno, ¿realmente alguna vez terminó?

¿Cuándo se pone el árbol de Navidad?

1. La invasión del espíritu navideño cada vez llega antes

Se supone que en pleno 2023, quien decide cuándo empieza oficialmente la Navidad es Mariah Carey. Pero hay gente que se atreve a desafiar su calendario y empiezan incluso meses antes. Y es que existe todo un debate sobre de cuál es la fecha exacta en la que se debería poner el árbol de Navidad en casa, pero para ellos febrero sería una buena fecha. Si tu compañero o compañera de vida encaja en esta descripción, apunta un primer tanto.

 

La decoración navideña, también fuera de casa

2. Que se note dentro y que se note fuera también

Cada pequeño rincón de casa es susceptible de acabar con una guirnalda y un poco de espumillón. Pero una vez que se ha terminado con el interior, un verdadero obsesionado con la Navidad tiene que hacer saber al mundo que ahí dentro, en su hogar, reina el espíritu navideño. Las luces especiales para exterior, el muñeco de Papá Noel trepando por el balcón, nieve artificial en las plantas o incluso música que acaba por perturbar al vecindario. Si vives con alguien así, alguna vez podrás llegar a preguntare si los aviones no confundirán tu casa con una pista de aterrizaje.

3. El árbol de Navidad de tu casa compite con el de Abel Caballero en Vigo

Acompañado de una colección de esferas y adornos que sería la envidia de cualquier mercadillo navideño, el árbol de tu casa es tan frondoso que has considerado seriamente el uso de un machete para abrirte paso hacia el sofá. "Cuanto más grande, mejor". Eso es lo primero que piensa una persona que ama la Navidad. Lo de Abel Caballero en Vigo se queda en nada.  

 

Corona de navidad bizcocho hecho en casa

4. Los desafíos culinarios de un banquete eterno

La cocina se convierte en un taller culinario donde galletas de jengibre y el ponche de huevo son solo el comienzo. Tu dieta regular ha sido sustituida por una que tiene un 70% de purpurina comestible y un 30% de mazapán. Y no importa cuánto insistas en que la ensalada es un plato perfectamente aceptable para la cena, siempre hay algún tipo de guarnición navideña que se cuela. Aprovechando que hace frío fuera, los amantes de la Navidad practican su buena mano en la cocina hasta dar con el punto perfecto para que, llegada la fecha de Nochebuena, todo esté bajo control.

 

Más clásico no se puede

5. ¡Cambio de vajilla!

Y tú querrías cambiar de compañero de piso, de pareja o incluso de un familiar con el que convives. La vajilla de Navidad es sagrada y, al contrario que la de los domingos, esta no tiene sentido el resto del año. Es su momento.

 

El Grinch, buena elección.

6. ¿Podríamos ver otra cosa en Netflix?

Te has convertido en el coprotagonista involuntario de un maratón de películas navideñas que comenzó con "Un cuento de Navidad" y que, sospechas, nunca tendrá fin. No tienen el mejor guión pero te solucionan una tarde de sofá, las cosas como son. Eso sí, suma un punto extra si lo que más se ve en tu tele de casa es una chimenea encendida en bucle con el sonido de la madera ardiendo. Reconozcamos que esto nos encanta.

7. La banda sonora de tu vida, de repente, la pone Raphael

Desde noviembre (o ¿septiembre?), el sonido ambiental de tu hogar incluye campanitas, coros celestiales y el ocasional "Rom pon pon" de Raphael. Esto si además de motivarse con la Navidad, tu compañero es un clásico. Si no, existen muchos villancicos con base electrónica, con estilo de bossa nova o cantados por grandes estrellas de la música pop que pueden hacer el camino más sencillo. O no.  

8. Pérdida instantánea del sex appeal (o todo lo contrario)

Todo comenzó con un inocente suéter navideño, pero ahora su armario contiene una colección de ropa festiva. Los gorros, bufandas e incluso pijamas y calcetines tienen temas navideños, y te preguntas si algún día volverá a vestir colores que no combinen con el rojo, el verde y el dorado.

 

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