Para los amantes de la decoración, poner la mesa de Nochebuena es como la Super Bowl de la ornamentación. Se trata de ese momento del año donde cada servilleta meticulosamente doblada cuenta una historia, y cada tenedor desubicado es un faux pas comparable a llevar calcetines con sandalias.

Es el momento de desempolvar esa vajilla que compraste en oferta hace tres años y que juraste que era una "inversión para ocasiones especiales". Sí, es el momento de liberarte de tu espíritu minimalista y dejarte llevar por el horror vacui. ¡Es la ocasión perfecta, todo está permitido! O bueno, casi todo.

Empezando por los centros de mesa: una mezcla entre una exhibición botánica y una obra de arte contemporáneo, que usualmente termina siendo un obstáculo visual para ver a la persona del otro lado de la mesa. Pero, ¿qué importa si no puedes ver a tu cuñado mientras cena?

Y seguimos con la iluminación, ese delicado equilibrio entre lo romántico y lo práctico. Demasiada luz, y tu sala se convierte en un quirófano; poca luz, y tus invitados pueden confundir el pavo con el postre. Las velas son esenciales, por supuesto, pero siempre con ese temor latente de que tu sobrino pequeño decida explorar qué tan inflamable es el mantel. En el mundo de la decoración de mesas de Nochebuena, cada detalle cuenta.

 

Recordemos, la felicidad de la fiesta no se mide por los momentos compartidos, sino por los 'me gusta' que recibe tu mesa en las redes sociales. Para que recibas muchas felicitaciones, te dejamos algunos trucos de experto que debes tener en cuenta este año. ¡Felices fiestas!

 

Los colores clásicos de Navidad

1. Elige una paleta de colores temática

Opta por colores tradicionales como el rojo, verde y dorado, o atrévete con una paleta más moderna como plata y azul. La uniformidad en la paleta de colores aportará elegancia y cohesión visual.

2. El centro de mesa más creativo

Un buen centro de mesa se convierte en el protagonista indiscutible de tu propuesta. Usa elementos naturales como ramas de pino, piñas, o incluso frutas como manzanas rojas o granadas para un toque orgánico y fresco.

 

Que no falten las velas

3. La iluminación, un factor decisivo

Las velas son un clásico que nunca falla. Coloca candelabros o portavelas dispersos para crear un ambiente acogedor y cálido. Las luces tenues favorecen la conversación y la intimidad.

4. Vajilla elegante, pero práctica

Escoge una vajilla que complemente tu paleta de colores y sea funcional. Si tienes una guardada para momentos especiales, ¿qué momento más especial hay que este?

 

¿Y si te atreves con un mantel oscuro?

5. Un buen mantel hace todo el trabajo

Un buen mantel o individuales de calidad pueden marcar una gran diferencia. Opta por tejidos naturales como el lino o el algodón para añadir un toque de sofisticación.

 

6. Detalles personalizados para cada comensal

Coloca tarjetas de sitio con los nombres de tus invitados. Es un detalle sencillo que hace sentir especial a cada comensal.

 

Es el momento de sacar la cristalería buena

7. Cristalería variada, que se note el poderío

Asegúrate de tener distintos tipos de copas para cada bebida. Esto no solo es práctico, sino que también añade un toque de elegancia a la mesa.

8. Las flores frescas que no falten

Un pequeño arreglo floral puede dar vida a tu mesa. Elige flores de temporada y evita los aromas muy intensos que puedan competir con los olores de la comida.

 

Sorprende a tus invitados

9. Elementos ¡sorpresa!

Incorpora un elemento inesperado, como un pequeño regalo en cada puesto o una decoración colgante sobre la mesa. Estos detalles crean momentos memorables.

10. No sobrecargar (demasiado)

En Navidad es difícil seguir esta máxima, pero recuerda que menos es más. Evita sobrecargar la mesa para que tus invitados se sientan cómodos y haya espacio para la comida y la interacción.

 

 

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