Es relativamente habitual que las viviendas tipo loft lleven consigo asociadas un pasado industrial. Lo que no es tan habitual es que estas se emplacen en antiguas escuelas y más concretamente en gimnasios de principios de siglo XX. Es justo en uno de ellos donde el estudio de arquitectura Eklund Terbeek, con sede en Róterdam, ha proyectado el hogar de una familia de cuatro personas. Una atmósfera minimalista, de espacios abiertos y riqueza de luz natural son las claves de este singular refugio urbano de paredes blancas, techos altos y escaleras suspendidas.

Dentro de un superficie que alcanza los cinco metros de altura, la vivienda se organiza en dos plantas: la inferior alberga un salón, una cocina, así como dormitorios y sala de juegos de los niños; mientras que la superior consta de un dormitorio principal privado y un baño contiguo. La diferencia de nivel entre ambas plantas se resuelve a través de una escalera flotante de grandes dimensiones formada por peldaños de madera que ascienden suavemente desde el salón, o por otra escalera situada junto a la cocina, y escondida tras los armarios de roble. Esta ruta de acceso secundaria permite dar un paseo circular tridimensional a través del apartamento.

El centro neurálgico de la vivienda es la sala de estar, presidida por cuatro ventanas en arco que dejan entrar gran cantidad de luz natural. Debajo de las ventanas, los arquitectos han diseñado una gran y versátil plataforma, a modo de podio, que se engloba dentro de un espacio ya de por sí polivalente. Y es que una de las premisas con las que tuvieron que hacer frente Eklund Terbeek fue la de habilitar un sitio dentro de la casa lo suficientemente amplio para que la madre de familia, coreógrafa y maestra de danza, pudiera ensayar. Si bien originariamente se encontraron limitaciones para abrir cualquier pared, ya que tres de las elevaciones del edificio estaban orientadas a la calle, una extensión añadida en los años 70 fue derribada para dar cabida a un pequeño jardín y a la gran superficie formada por sala de estar y comedor.

Frente a la decoración minimalista del espacio, se han exagerado las características propias del gimnasio original, como son las vigas del techo. Ellas, junto con el balcón, el podio y la isla de la cocina forman una composición dinámica de elementos horizontales que unen las diferentes partes de la casa, a la vez que enfatizan las líneas de visión y fomentan el movimiento a través del espacio.