Rodeada por un denso bosque, esta casa en la que el cristal es protagonista es un perfecto ejemplo del empeño del estudio canadiense ACDF de fomentar las conexiones humanas con la naturaleza. Se llama Apple Tree House y se ha construido en el corazón de la región de Lanaudière, en Quebec, para una familia urbana que buscaba un refugio moderno en el que reconectar entre ellos en un entorno natural y también disfrutar de la soledad.
Mientras los arquitectos buscaban un enfoque sensible para dibujar la naturaleza dentro de la casa, el propietario aludió a sus recuerdos de infancia cerca de un huerto. El manzano era un símbolo de sus primeros encuentros con la naturaleza cuando era niño, y por eso ese árbol se convirtió en el núcleo del proyecto. "La nostalgia del entorno del huerto provocó una emoción sincera y pura, e inmediatamente supimos que teníamos que incorporar un manzano en el corazón de la vivienda para sembrar las semillas de la historia futura de la familia", explica Maxime-Alexis Frappier, socio y cofundador de ACDF. "Se convirtió en un pilar central para conectar la arquitectura, la casa y la familia". Así, este árbol se ha convertido en un elemento fijo de la vida cotidiana y contribuye a la toma de conciencia sobre la fragilidad de la naturaleza y su papel vital en el planeta.