Las líneas suaves, en sintonía con la arquitectura del edificio moscovita, definen este proyecto firmado por la interiorista rusa Anna Zinkovskaya. En sus 150 metros cuadrados la diseñadora ha conseguido crear un hábitat cómodo para una familia con dos hijos. Sistemas de almacenaje escondidos, materiales naturales, elementos étnicos y estancias comunes cómodas y aglutinadoras son elementos característicos de este proyecto.
El resultado de esta suma de elementos es una vivienda que acoge un interiorismo actual y fresco, con muebles y piezas de diseño en un todo armonioso. Sin olvidar el papel del arte con piezas seleccionadas por la experta galerista Elena Bakánova, pone broche de oro a una reforma sin fisuras.