Las paredes de esta hermosa casa sueca de principios del siglo XX se han mantenido blancas, con la excepción del color gris, muy sutil, de la pared del dormitorio. Las telas y accesorios, tanto del comedor como de la sala de estar, responden a una paleta en colores beige y naranja. En el comedor, la mesa de cristal, permite ver la alfombra gris que hay debajo. Los muebles principales de la sala se mantienen en una gama cromática clara, para que los detalles destaquen aún más.
En la cocina, destacan unas sillas azules vintage, alrededor de la mesa del almuerzo. El dormitorio tiene un armario que crece por encima de la puerta de entrada, permitiendo tenerlo todo organizado.