Las formas orgánicas del nuevo proyecto de Christian de Portzamparc aportan dinamismo a la bahía de Suzhou
El Centro Cultural de la Bahía de Suzhou, diseñado por Christian de Portzamparc, con dos alas unidas por una cinta de acero y aluminio
Una cinta de acero y aluminio rodea el Centro Cultural de la Bahía de Suzhou, estamos en la orilla del lado Tai, en China, el lugar en el que el arquitecto francés ganador del Premio Pritzker de arquitectura ha creado una obra a medio camino entre la escultura y la arquitectura futurista. Uno de los detalles que más llama la atención del conjunto es esa forma de dos alas unidas por una estructura metálica de quinientos metros de largo que, en forma de ocho, se abalanza sobre ellas, y distingue el edificio desde lejos. La división en dos alas responde a las características del lugar, situado en el punto en que una avenida se encuentra con el paseo marítimo.
A primera vista el arquitecto consideró ideal ese lugar de encuentro del eje peatonal y el gran lago. Cuando le hicieron el encargo se dio cuenta de que el centro estaría situado sobre la explanada, a los dos lados del eje, precisamente por eso decidió dotar al conjunto con dos alas. Donde la cinta metálica cruza el camino, el proyecto ha incorporado un mirador de cuarenta metros de altura para los visitantes: "Al conectar agua, cielo y ciudad en un juego de reflejos iridiscentes que irradia esta cinta metálica, creamos un nuevo paisaje", explica el arquitecto. El interior del ala norte aloja un gran vestíbulo que conduce a un teatro de ópera, a una sala modular para espectáculos, a un conservatorio de música y un cine. El ala sur contiene un museo dedicado a exposiciones históricas y otro a temas de la ciudad; también, salas para instrucción educativa y conferencias. El Centro Cultural de la Bahía de Suzhou incluye cafés, restaurantes y tiendas. Algunos espacios comerciales están a nivel de la calle, por donde la avenida pasa entre las dos alas.