The Boomtown Rats, la banda del cantante Bob Geldof, ha roto un silencio discográfico de treinta y seis años con «Citizens of Boomtown», un álbum cuya portada está protagonizada por «N O # 0 4 - 1 3 5 2 2 0 - 0 5», una de las distópicas imágenes de Clemens Gritl.

Después de finalizar sus estudios de arquitectura en Múnich y Roma, el alemán Clemens Gritl (Straubing, Baviera, 1979) ha desarrollado en paralelo a su trabajo como arquitecto una actividad artística también relacionada con su campo laboral, diseñando por ordenador modelos tridimensionales de edificaciones en las que reflexiona sobre las utopías urbanísticas del pasado siglo XX. Su primer conjunto de obras las presentó en 2017 en una exposición titulada Una ciudad futura procedente del pasado, y es así como el grupo irlandés The Boomtown Rats le descubrió.

La banda, famosa en los ochenta por temas como I Don’t Like Mondays, y por el carisma como activista social de su cantante, Bob Geldof (impulsor de los conciertos contra la pobreza en África Live Aid y la fundación Band Aid Trust), ha querido contar con una de las distópicas imágenes creadas por Gritl como portada del primer disco que el grupo ha publicado en treinta y seis años, Citizens of Boomtown

N O # 0 6 - 2 2 0 1 4 5 - 0 5.

El trabajo de Gritl rinde homenaje a los grandes arquitectos del brutalismo británico, Owen Luder y Rodney Gordon –juntos desarrollaron dos emblemáticos edificios, el Tricorn Centre de Portsmouth y el centro comercial Trinity Square de Gateshead, que han sido, curiosamente, demolidos en los últimos años–, aunque él, en realidad, dice que su punto de partida es la novela distópica de J. G. Ballard Rascacielos, publicada en 1975, y de la que cuarenta años después, en 2015, se hizo una versión cinematográfica del mismo título dirigida por Ben Wheatley y protagonizada por Tom Hiddleston, Jeremy Irons y Sienna Miller.

«Cuando me refiero a Rascacielos como punto de partida me refiero a la novela –asegura el arquitecto y artista por correo electrónico desde Berlín–. Cuando la leí por primera vez traté de imaginarme el paisaje urbano que estaba describiendo, así que la idea para mi obra de arte brutalista se origino a partir de ahí. También he visto la película, pero la novela sigue siendo más importante para mi. Yo habría imaginado los rascacielos de un modo bastante diferente…». Su doble faceta de arquitecto y artista se complementan y se dan, al mismo tiempo, contrapunto, explica: «Trabajar en ambos campos me ofrece independencia y libertad. Originalmente, empecé mi proyecto artístico como contrapunto a mi trabajo como arquitecto asalariado y en este momento estoy resolviendo como combinar ambos mundos. Actualmente estoy diseñando un edificio a pequeña escala, que debería servir como una propuesta de brutalismo ecológico. Se podría decir que mi proyecto artístico me está ayudando a encontrar mi propio lenguaje como arquitecto».

De izda. a dcha.: N O # 0 1 - 0 9 0 2 2 0 - 0 5, N O # 0 3 - 0 9 0 2 2 0 - 0 5 y N O # 0 5 - 1 3 0 2 2 0 - 0 5

Las imágenes que crea Gritl están íntimamente relacionadas con el propio lenguaje fotográfico que se aplicaba a la arquitectura en los años sesenta, y representa el optimismo radical que caracterizaba el signo de los tiempos en aquella época y que, curiosamente, vive un repentino auge en los momentos actuales. «A mi también me ha sorprendido el regreso del brutalismo y que se haya vuelto rápidamente tan popular –comenta–. Yo descubrí mi pasión por el brutalismo alrededor de 2005 y en aquel momento se consideraba, por lo general, un tanto extraño, cuando no de mal gusto».

De izda. a dcha. «N O # 0 4 - 1 3 5 2 2 0 - 0 5» y «N O # 0 7 - 0 8 3 1 5 0 - 0 5».

Gritl reside actualmente en Berlín, cuna de una potente cultura de club donde se genera la música electrónica más agresiva, lo que puede remitirnos a una frase popularizada por el arquitecto y divulgador periodístico estadounidense Brad Dunning: «El brutalismo es la música tecno de la arquitectura: rígida y amenazadora». «Sí, estoy de acuerdo con la frase de Dunning –admite el alemán–. El brutalismo y el tecno son ambos rígidos y amenazadores y ambos generan también opiniones muy polarizadas: o te gusta o lo odias. La música que yo imagino como banda sonora de mi trabajo es, sobre todo, la música electrónica más oscura e hipnótica».

El artista alemán posa junto a algunas de sus imágenes digitales, que forman parte de su exposición «Una ciudad futura procedente del pasado».