La ampliación del hotel La Dolce Mela, realizado por el Studio Raro, aporta espacios abstractos y esenciales a este modelo de establecimiento de agriturismo, situado en Vezzano (Italia). Las intervenciones que ha desarrollado el proyecto nacen del propósito prioritario de no alterar la calidad del paisaje, de no dañarlo sino, por el contrario, aparecer en él con formas mesuradas, elegantes y contemporáneas. El lenguaje arquitectónico se expresa  a través de volúmenes abstractos y pequeños, construidos en hormigón visto, con fachadas de madera de alerce y cubiertas verdes.

La intención de la que surgen estas formas y su concreción en estos materiales no radica en una mímesis de la naturaleza circundante (la línea poderosa de las montañas, los bosques, el campo verde) sino en sustraerse a la tentación de competir con ella. He ahí el motivo de esos huecos que aligeran el volumen, adelgazan sus bordes y proporcionan, desde el interior, una mayor sensación de apertura hacia el paisaje. En este lugar en que los huéspedes no sólo nadan en la piscina sino también pasean a caballo o se entregan a demás actividades del "agriturismo", el lenguaje arquitectónico se articula con el paisajístico, completando una intervención estilizada con plantas silvestres dispersas en la extensión de césped  y sobre terreno pedregoso. A esta "manzana dulce" que fructifica en el norte de Italia, el Studio Raro ha aportado la armonía abstracta de unos volúmenes de hormigón y alerce, con huecos para acercarse al paisaje y abrigados rincones de lectura.