Las horas de descanso son una variable especialmente importante en términos de salud, mientras descansamos tienen lugar determinados procesos biológicos únicos y exclusivos de la noche. Aunque pensemos que sobre el sueño está todo escrito, hay datos que no dejan de sorprender. 

Por ejemplo, no siempre hemos dormido de un tirón. Antes de la Revolución Industrial, la noche se dividía en dos partes y el sueño era fragmentado. El sueño discontinuo consistía en dividir la noche en dos tramos separados. Entre ellos había un espacio de vigilia que podía durar hasta siete horas y era muy valioso. De hecho, estas horas estaban libres de las ocupaciones y distracciones diarias.

Otro dato, empresas como Nike, Google o instituciones como la NASA tienen salas para que sus trabajadores puedan dormir la siesta. Pero si lo que de verdad quieres es un dormitorio que invite al sueño, te damos o consejos con los que lo conseguirás. 

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Dormitorio con cabecero de madera y cortinas.
Eugeni Pons

Oscuridad

Nuestro organismo percibe la luz aún con los ojos cerrados; para asegurar un sueño profundo y reparador debemos de poder oscurecer el dormitorio casi al 100% durante las horas de descanso. Otra opción es imitar a Audrey Hepburn en 'Desayuno con Diamantes' y usar un antifaz. Si te gusta despertarte con la luz del día, te recomendamos un sistema domótico programado.

Dormitorio blanco con ropa de cama blanca.
Alvhem

Tejidos

La ropa de cama también ayuda a mejorar la calidad del sueño. Los tejidos naturales y antiácaros regulan la humedad relativa de la estancia absorbiendo y liberando agua según la necesidad del ambiente.

Los materiales 100% naturales como el algodón, el látex y la lana aportan un plus de confort porque absorben mejor la humedad corporal y mantienen la temperatura uniforme para proporcionar un sueño agradable.

Dormitorio con armario empotrado con espejos como puertas y ventilador de techo-
Helen Shi / Unsplash

Temperatura

Para una óptima oxigenación del organismo es conveniente que el aire del dormitorio no supere los 18-20 °C en invierno y 24-26 °C en verano. Si el aire es muy cálido necesitamos respirar más rápido para oxigenarnos igual.

Así que es mejor limitar en lo posible el uso de la calefacción mientras dormimos, pues reseca las vías respiratorias y provoca deshidratación.

En verano, seremos precavidos con el uso de ventiladores directos: Las corrientes de aire del ventilador nos refrescan, pero también estresan los músculos, que se contraen con la sensación de frío que da el aire. Si usamos ventilador, evitemos que el flujo nos llegue directamente.

Dormitorio con ventana de suelo a techo y ropa de cama gris.
RQH Studio

Ventanas

Es preferible que las ventanas no estén tras el cabezal ni a la altura del torso porque producen diferencias de temperatura localizadas que disminuyen el confort. Mejor ubicarlas fuera del ámbito de la cama.

Dormitorio con suelo hidráulico con ropa de cama verde y blanca.
Eugeni Pons

Un orden reparador

Cuando el desorden entra por la puerta, el descanso salta por la ventana. Tener las cosas desperdigadas o puestas de cualquier modo en el dormitorio produce un "ruido" visual que nuestro cerebro percibe como algo molesto, lo que nos impide relajarnos.

Dormitorio con cabecero tapizado y ropa de cama blanca y rosa.
Carla Capdevila

Conexiones inalámbricas

Los aparatos electrónicos inalámbricos como teléfonos o redes wifi producen campos electromagnéticos capaces de atravesar las paredes fácilmente. Conviene apagarlos por la noche y evitar su uso en el dormitorio.

Dormitorio con suelo de piedras y puertas de cristal, cama con cojines y lámpara de metal.
Bureaux

Instalación eléctrica

Para minimizar la acción de los campos eléctricos y electromagnéticos generados por la instalación doméstica coloca los dormitorios alejados de las zonas más tecnificadas de la vivienda, exige también una instalación eléctrica sin conducciones eléctricas tras los cabezales de las camas y cables apantallados donde sea preciso.

Dormitorio con ban~o en suite
Eugeni Pons

Ventilación

Una ventilación de entre quince y veinte minutos, en función de las características del espacio, viento, etc., es fundamental para renovar el aire y permitir respirar bien en la siguiente noche. Por supuesto, ni se nos ocurra fumar en el dormitorio. Es importante porqué mientras dormimos se producen una serie de procesos de secreción y expulsión de compuestos corporales que cargan el aire de la habitación

 

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