Vocación sostenible

Casa en La Floresta (Barcelona), de Alventosa Morell Arquitectes

11 de noviembre de 2019, 19:11

El estudio Alventosa Morell Arquitectes ha creado dos casas en una para acoger el discurrir paralelo de la vida de dos hermanas. Y lo ha hecho a través de un proyecto low cost, que abandera la sostenibilidad y la sencillez para concretarse en una arquitectura bioclimática, reflejo del mecanismo simple pero perfecto de la Naturaleza.

El paisaje, a pocos kilómetros de Barcelona, es un continuo de verde ondulado, escalonado, envolvente, que inspiró a sus dueñas el deseo de habitar en una verdadera casa bioclimática. Una construcción que fuera acorde con el cielo soleado y el verde circundante. Los arquitectos recibieron el encargo y, ante todo, se concentraron en el estudio del solar desde el punto de vista climático, a partir del cual se delinearían las estrategias del proyecto. El modelo elegido busca el máximo confort ambiental a través de la compacidad (la menor cantidad posible de superficie porosa), de la captación y protección de la energía solar, de la resistencia térmica y de la ventilación cruzada.

El terreno, con una pendiente homogénea, no ha sido remodelado, sino contenido con dos muros, paralelos a las curvas de nivel. Estos muros sostienen una construcción ligera, de madera, ubicada de modo perpendicular a ellos. Una fachada vidriada mira al sur, y un lucernario lineal caldea en invierno las habitaciones que dan al norte. Concebida como un contenedor compacto, la construcción tiene poca superficie expuesta a la intemperie. Porque, ¿dónde se siente el frío y el calor? En la piel, en la parte del cuerpo que está en contacto con el aire.

Se ha logrado disminuir notablemente la demanda de calefacción mediante protectores solares en las ventanas, la fachada ventilada de madera, la resistencia térmica que aporta la cubierta vegetal y las corrientes de aire cruzadas en el interior. Dos chimeneas aportan su calor al confort térmico general. Y, salvo el baño, las estancias no están separadas por tabiques, sino por el propio mobiliario: la librería y los numerosos armarios lisos y claros en la cocina, el comedor, el salón y el pasillo.

Justamente a lo largo del pasillo se extiende el lucernario lineal, y la composición de ese corredor es una de las soluciones más lúcidas de este proyecto. El lucernario cumple la función de dar calor a las estancias que miran al norte. El sol traspasa el cristal elevado y se proyecta en un plano inclinado de madera que difunde reflejos y tibieza en las habitaciones. La madera de pino de Austria cubre la casa y la sostiene, con su entramado de vigas apoyado perpendicularmente en los dos muros de contención. Bosques de pinos rodean la casa. Con el tiempo, las fachadas de madera adquirirán el color de los troncos, reforzando la mímesis con el entorno.

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