Bienvenidos a una casa de vacaciones única, diferente. Una segunda residencia en Australia que dista mucho de los patrones habituales. Como un mecanismo de defensa creado para sugerir privacidad, un muro de hormigón blanco rodea esta propiedad. ¿De hormigón? ¿En la playa? Albert Mo, arquitecto y director del proyecto, nos lo aclara: "El hormigón le da permanencia y en un ambiente costero, con agua salada y vientos fuertes, es la mejor opción para que resulte robusta y de bajo mantenimiento". La ubicación de la casa, en un pueblo de la costa de Melbourne, pero sin salida al mar y rodeado por las calles vecinas, determinó su aspecto exterior. No se podía confiar ni en las vistas panorámicas ni en los paisajes significativos. Por eso los arquitectos decidieron que el proyecto debía crear belleza y misterio por sí mismo. Tenía que ser un proyecto que ofreciera una experiencia diferente.

"Inmediatamente supimos que esta residencia tenía que crear su propio sentido del lugar, por lo que la idea de un búnker en lugar de la clásica cabaña comenzó a afianzarse", explica Albert Mo. Él, junto a su equipo de Architects EAT, trabajó de forma conjunta con los propietarios de la finca –con los que ya había colaborado anteriormente– para dar forma a esta construcción tan especial y singular que ya es un icono al que los lugareños llaman Las pirámides de Flinders (nombre de la localidad).

La idea de los arquitectos era convertirlo en el retiro ideal para que los progenitores desconectaran de la gran ciudad, pero sobre todo en el destino soñado de los niños de la familia; que fuera, para ellos y para sus amigos, un recuerdo imborrable en su memoria de adultos. Con esta mentalidad se construyeron las dos pirámides invertidas en el techo que tanta personalidad dan al proyecto y que evocan las tiendas de campaña en las que a todos nos ha gustado refugiarnos alguna vez de pequeños. Debido a ellas la han bautizado como Bellows House (Casa Fuelle, en español). La entrada se realiza a través de una pasarela de adoquines de ladrillos, tras dejar atrás una ducha al aire libre en la que liberarse del salitre tras una jornada de playa. Una vez se cruza la puerta, se accede a este particular paraíso terrenal protagonizado por salas luminosas que crecen a lo largo, a lo ancho y a lo alto –imposible dejar de mirar el techo/cielo–.

A una cuidada selección de mobiliario, que transita desde interesantes firmas locales a nombres imprescindibles de la historia del diseño, como Alvar Aalto o Louis Weisdorf, se une una colección de obras de arte contemporáneo, mayoritariamente de artistas australianos y creadas por encargo, y que van de la figuración a lo abstracto en casi todas las estancias de la casa, incluidos el baño y la cocina.

Si los interiores son un lujo visual, el exterior es como un santuario al aire libre, donde la familia se reúne, se entretiene y, en definitiva, pasa gran parte de la jornada. Muchos de los espacios que se conciben en esta casa son para facilitar estas experiencias colectivas: niños que se refugian juntos, una ducha al aire libre que también invita a juegos con el barro, múltiples puntos de entrada, diferentes áreas de estar interiores y exteriores... Puede que Las pirámides de Flinders no tengan vistas espectaculares sobre el océano, pero se ha anclado en este lugar como lo haría cualquier construcción vernácula. Ejerciendo su derecho a ser diferente; manifestando una sensibilidad única que se aprecia en cada uno de los rincones. Creando complicidades arquitectónicas, juegos visuales y reivindicando su expresión modernista, aun encontrándose a pocos metros de la playa

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EAT Flinders exterior
Derek Swalwell

A través de una escultural escalera de hormigón de formas redondeadas se accede a una terraza decorada con dos piezas de diseño local: el banco curvado Ellis y la mesa auxiliar Orbit, de Grazia&Co, ambas de color caldero.

EAT Flinders tragaluz
Derek Swalwell

Cada uno de los módulos de la casa está rematado por estas pirámides invertidas de hormigón que le dan identidad, a la vez que enmarcan el cielo y proporcionan no solo profundidad al espacio, sino también una fuente extra de luz.

EAT Flinders salon
Derek Swalwell

En el salón principal, sofá Valley tapizado en lana, de la firma australiana Jardan, mesa Barringer de nogal, de Apato, obras por encargo de la serie CNC, de Tom Adair, y alfombra Spring, del estudio Bernabeifreeman para Designer Rugs.

EAT Flinders cocina
Derek Swalwell

Los materiales, hormigón y madera, se eligieron por mantener su belleza natural al envejecer. En la cocina, con la encimera repitiendo el patrón en escalón, taburetes Diiva, de Grazia&Co, y cerámicas de Mark Young. Grifería Yokato, de Brodware.

EAT Flinders cocina
Derek Swalwell

La parte de la cocina destinada al almacenamiento está realizada en madera, que conecta con el techo de vigas. La zona de trabajo es una superficie de mármol, mientras que los tiradores son de metal para constrastar.

EAT Flinders salon
Derek Swalwell

De nuevo en el salón, bajo los cuadros de la serie Rotations and Undulations del artista Sean Meilak, sillones Paimio, diseñados por Alvar Aalto en 1932 para el sanatorio del mismo nombre, editados por Artek, en Anibou.

EAT Flinders salon
Derek Swalwell

"El arte de utilizar hormigón hace que converjan tecnología, ingeniería y artesanía". En la sala de juegos, sofá Togo, de Michel Ducaroy para Ligne Roset, alfombra Plateau, de Bernabeifreeman para Designer Rugs, y óleo Comeback Kid, de George Raftopoulos, en Studio Gallery.

EAT Flinders recibidor
Derek Swalwell

Armario para ropa blanca forrado de nogal y con perchero.

EAT Flinders dormitorio
Derek Swalwell

En el dormitorio principal, cama Bruno, en Icon By Design, banco Navy, de Jardan, y lámpara Cloche, de Porcelain Bear.

EAT Flinders tiradores
Derek Swalwell

Detalle de los tiradores de la puerta principal, hechos a medida en India para recrear el mismo juego que en los techos.

EAT Flinders baño
Derek Swalwell

Bañera exenta de porcelana con grifería Yokato, de Brodware.

EAT Flinders baño
Derek Swalwell

La materialidad cruda, tanto del hormigón como de la madera y el ladrillo, es un elemento esencial del lenguaje visual de esta casa, especialmente en los baños.

EAT Flinders baño
Derek Swalwell

La lámpara Cloche, de Porcelain Bear, ilumina esta zona del baño, con una espectacular pieza que ejerce la función de lavamanos, realizada con los mismos ladrillos envejecidos del zócalo de la cocina y una encimera de mármol.

EAT Flinders entrada
Derek Swalwell

"Desde el exterior solo tienes indicios de cómo es la casa por dentro", explican desde el estudio.