¿Qué es el lujo pospandémico? Este piso de los 60 renovado tiene las claves

"No es la línea recta la que me atrae, dura, inflexible, creada por el hombre. La que me atrae es la línea curva y sensual. La que encuentro en las montañas de mi país, en la sinuosidad de sus ríos, en las nubes del cielo y en las olas del mar. De curvas está hecho el universo, el universo curvo de Einstein", dijo Oscar Niemeyer. Al gran arquitecto brasileño, el "Pelé" de la arquitectura, no le tocó vivir una pandemia. Sin embargo, las formas ondulantes de la chaise longue Rio, que diseñó en 1979, son perfectas para uno de los espacios de este piso pos-Covid de 250 m2 en São Paulo. Su propietario, un alto ejecutivo, pidió a la arquitecta Marilia Pellegrini una casa con varios puntos de trabajo que gozaran de hermosas vistas.

Sin salir del país, ella acudió a las grandes leyendas nacionales como Niemeyer y a los valores actuales como Marcio Kogan para configurar este apartamento que transita entre curvas y rectas, entre pasado y presente. Figuras como Ricardo Fasanello, Jorge Zalszupin o Sergio Rodrigues también han sido invitadas a esta cumbre del diseño brasileño, a la que se suman, por méritos propios, los contemporáneos Heloisa Crocco, Heloisa Galvão o Maneco Quinderé. Sus creaciones –mesas, sillas, tapices, etcétera– se saben las privilegiadas destinatarias de una luz que las hace brillar aún más si cabe: la que entra por un décimo piso después de cruzar el jardín del salón. La idea era conectar este horizonte vegetal con el que se ve al otro lado de la ventana y que constituye uno de los pulmones de la ciudad, el Jardim Europa.

La cocina abierta, cuentan desde el estudio, retrata el estilo de vida de la pareja, a la que le gusta estar entre fogones. "Por eso giramos la placa de cocción hacia este hermoso vergel y colocamos la mesa a su alrededor, para los momentos de socialización con los amigos", relatan. Para las habitaciones, el deseo era crear ambientes sencillos, con pocos elementos, donde las vistas fueran las protagonistas. En los cuartos de baño se siguió el mismo criterio, y de ahí la idea de una "bañera de cristal" que filtrara las vistas a São Paulo. Hasta el bebé de la familia contempla la ciudad desde su cuna, en un dormitorio destinado a crecer con él.

Llama especialmente la atención el techo del piso, una losa de hormigón nervado, herencia de su pasado setentero. Lejos de esconderlo, los proyectistas decidieron conservarlo, optando por un suelo de madera para compensar la sensación de frialdad. Con Niemeyer y compañía en su equipo, y tocado por la varita mágica de la naturaleza, el propietario entra en una nueva etapa en la que lo personal y lo profesional se funden en un mismo espacio.

Trabajar adquiere una nueva dimensión cuando se hace en un lugar flexible, cómodo, natural y, además, familiar. Para entender esta casa en su totalidad, a la madera y el hormigón hay que añadir la piedra Ceppo di Gre, la artista invitada, e italiana ella. A este material acuden los miembros del estudio para dar un aspecto sensual a la zona de aguas y a otro de los "despachos", un lugar en la sala de cine con más líneas rectas que curvas, pero que mantiene la esencia de un país que vibra con el diseño y con la vida.