Quien ha paseado la mirada por una obra de Alberto Campo Baeza lo sabe: hay arquitecturas que parecen escritas en verso. Desde su casa Gaspar a la Caja de Granada, su trabajo se lee como un manifiesto de pureza, de precisión, de belleza y de serenidad. No sorprende, entonces que, al preguntarle por libros imprescindibles, responda con una selección afinada como un pentagrama.

En un breve pero poderoso ensayo titulado ‘7+2 Joyas imprescindibles a tu alcance’, el arquitecto andaluz, Premio Nacional de Arquitectura, académico y docente internacional, recoge una lista de títulos que, según él, no buscan decorar una estantería. Son, en sus palabras, “para masticarlos y digerirlos”. Pequeñas biblias personales que, si se leen con atención, tienen el poder de afinar la mirada. “Os recomiendo reservar en vuestras estanterías un apartado pequeño con estos libros imprescindibles. Me lo agradeceréis”, escribe. Y nosotros no dudamos en hacerlo.

Libros que se convierten en arquitectura, según el arquitecto Alberto Campo Baeza

Librería con sullón moderno

Campo Baeza no recomienda manuales técnicos ni tratados de estilos. Lo que propone son nueve títulos que podrían pasar desapercibidos en una librería cualquiera, pero que contienen, según él, “valores imperecederos”. En sus estantes conviven poetas, filósofos, emperadores y santos. Y no es casualidad. Cada título es una pieza de su imaginario vital y cada autor, un maestro. Aquí, sus favoritos, uno por uno.

1. What is a Classic? – T. S. Eliot

Un ensayo brillante sobre el valor de lo eterno. Campo Baeza guarda un ejemplar de 1944 como un tesoro de papel. Eliot habla de literatura, sí, pero su análisis sobre lo clásico se cuela sin pedir permiso en el campo de la arquitectura, de la música, del arte y de la vida. Es un libro breve, pero que exige ser leído con pausa y reverencia. Como se escucha una pieza de Bach.

2. El misterio de la creación artística – Stefan Zweig

“No tengo yo noticias de deleite y satisfacción más grandes que reconocer que también le es dado al hombre crear valores imperecederos”. Con esta frase, Zweig nos recuerda por qué seguimos creando. Campo Baeza lo leyó gracias a un regalo inesperado y desde entonces lo considera imprescindible. Un librito que habla del arte… y acaba hablando de nosotros.

3. El mito del hombre allende la técnica – Ortega y Gasset

En tiempos donde todo es funcional y veloz, Ortega propone lo contrario: pararse. Pensar. Sentir. Para Campo Baeza, este ensayo es “corto y luminoso”, y una lección de humildad frente al objeto artístico. La claridad, dice Ortega, es cortesía. Y qué cortesía más bella es la que ofrece este texto.

4. Protréptico – Aristóteles

Un clásico perdido que resuena con fuerza a pesar de su ausencia. Campo Baeza lo describe como “sin par”, lleno de fragmentos que inspiran desde hace siglos. Es filosofía de la buena: esencial, aforística, valiente. Uno de esos textos que nos recuerdan por qué hay que filosofar… o dejar de vivir.

5. Hortensius – Cicerón

Cicerón, en versión italiana, sigue teniendo el poder de cambiar vidas. Lo hizo con San Agustín y Campo Baeza lo busca como quien persigue un milagro. Si un texto puede provocar una conversión, merece un lugar en la biblioteca.

6. Confesiones – San Agustín

Un libro que se lee como una plegaria. Campo Baeza cita el famoso: “Tarde te amé, belleza tan antigua y tan nueva”, y emociona. Es mística, es literatura, es un viaje interior. Un texto para leer una vez… y volver a él muchas más.

7. Meditaciones – Marco Aurelio

“Soy un simple arquitecto que ama la extraordinaria belleza que el ser humano es capaz de crear”. Así explica Campo Baeza por qué posee 80 versiones de este libro escrito en griego por un emperador romano. No hay otra obra como esta: aforística, estoica, honesta. Lo dice Marco Aurelio… y lo confirma el arquitecto.

8. De los estudios – Francis Bacon

“Algunos libros son para masticarlos y digerirlos.” Esta frase (convertida en mantra por Campo Baeza) resume la razón de ser de toda esta selección. Bacon nos recuerda que leer bien es un arte. Y que un buen libro no se subraya, se vive.

9. Diario irlandés – Heinrich Böll

Una joya que llega tarde, pero en el momento justo. “Una preciosidad”, lo llama el arquitecto. Nostalgia, humor, crítica… y un estilo limpio como una catedral blanca. Un broche perfecto para una biblioteca que no sigue modas, pero marca tendencia.