4 de noviembre de 2019, 23:19
Una reforma espectacular que confirma que el lujo ya no es ostentoso
Jean Charles Tomas ha decorado el espacio conjugando su esencia clásica con determinación contemporánea, recurriendo a materiales nobles y sutiles toques de color.
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Las molduras de madera de las paredes y la chimenea de mármol hablan del origen de la casa. Los tapizados de terciopelo, lujosos y cálidos, adquieren un protagonismo especial, con tonalidades grises que crean un ambiente sereno y elegante que responde a los deseos de los propietarios.
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El comedor es un alarde de diseño: dos apliques Trapeze 2, de Apparatus, de latón y cerámica; mobiliario de texturas naturales –madera y terciopelo– y colores sobrios –gris antracita– que dialogan con el amarillo de la tapicería de las sillas.
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Detalle del candelabro del salón, modelo Globe Branching Bubble, diseño de Lindsey Adelman.
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Sobre la mesa del estudio, la lámpara Atollo, de Vico Magistretti para Oluce. El antiguo parquet de madera de roble colocado en espiga se ha recuperado. La silla de oficina es un diseño de los Eames que edita Vitra.
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Un elegante mármol reviste la encimera de la isla, la zona de trabajo y el antepecho de la cocina.
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Grifería mural con acabado negro mate.
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El mueble bajolavabo se ha realizado con madera envejecida. La encimera es de mármol travertino.
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En el baño de la pareja se ha usado el mármol en una versión muy singular: cortado en la dirección de la veta, con un acabado mate que da una personalidad única, que recuerda a la de los baños romanos.
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En el dormitorio principal, el cabecero de madera oscura, las cortinas de lino grises y la lámpara Atollo dorada contrastan con el blanco de las paredes y crean un ambiente sofisticado en el que solo tienen cabida el buen diseño y los materiales nobles.
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Lámpara de pared Trapeze, diseñada y producida por Apparatus Studio.
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La silla es un diseño de Pierre Jeanneret de los años cincuenta para el Capitol Complex de Chandigarh (India), editado por Cassina.
El verdadero lujo –dice un lema de oro– casi no se ve o, al menos, no se exhibe, contenido por un límite de pudor o, más bien, de una íntima seguridad en las soluciones decorativas.
El interiorismo de este piso parisino de 180 metros cuadrados, situado en el barrio de Saint-Sulpice, es obra del diseñador Jean Charles Tomas, conocido por sus espacios elegantes nutridos con elementos artesanales, materiales nobles y muebles a medida. El autor define su proyecto como "una yuxtaposición de materialidad exuberante con líneas elegantes y editadas" en la que destacan “detalles arquitectónicos que dan un aire de sofisticación improvisada y un lujo sin esfuerzo”.
Austeridad y ornamentación no son antónimos, sino categorías complementarias, combinaciones que abarcan tanto la historia del lugar como las soluciones más modernas del diseño. "No me gusta que un interior parezca demasiado contemporáneo. Me resulta frío", afirma Tomas para explicar su estilo.
El piso forma parte de un edificio construido a finales del siglo XIX en el llamado estilo Haussmann, y el cliente (explica el interiorista) deseaba mantener el prestigio de lo clásico, pero añadiéndole la comodidad de lo contemporáneo. A través de una opción monocromática con sutiles toques de color (en telas, cojines, latón pintado), el piso de Saint-Sulpice ingresa en una sobria modernidad.
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