Para reformar su apartamento, un loft de casi 150 metros cuadrados en el neoyorquino barrio de Tribeca, la arquitecta Andrea Leung se inspiró en la vivienda de su abuela en Vancouver: una casa llena de espacios ocultos y puertas secretas llena de espejos. "Los espacios secretos me fascinan. El ático de mi abuela estaba lleno de ellos: presionabas un espejo y se abría una sala de tatami oculta, te apoyabas en una librería y aparecía un pasillo...", señala Leung sobre la musa del proyecto.

En la reforma de la vivienda, ubicada en un edificio histórico de 1864, Leung eliminó un segundo piso y una serie de habitaciones de tamaños desiguales para darle aspecto de loft y recuperó así sus altos techos antiguos y las tres columnas corintias de hierro fundido que le dan personalidad. "Con una mirada al espacio supe exactamente el tipo de refugio que quería crear", dice Leung sobre esta vivienda que parece un gabinete de curiosidades a escala arquitectónica.

Con la renovación, que se completó durante la pandemia, reorganizó las habitaciones privadas de la casa a lo largo de la pared este que, en su mayor parte, está cubierta de espejos ocultando la cocina y el baño. Por su parte, el dormitorio se ha separado con puertas de vidrio que permiten unirlo a la sala de estar-comedor en la que reinan siete ventanas altas. "La pared de puertas espejadas permite que el espacio habitable principal trascienda sus limitaciones físicas y parezca duplicar su tamaño, mientras las generosas ventanas con su original vidrio ondulado también se reflejan, bañando las paredes con una suave luz refractada", asegura.

Las superficies reflectantes y los espacios ocultos se encuentran en toda la casa. Así, un vestidor revestido de nogal se ubica tras el dormitorio y, detrás de una puerta corrediza de la entrada, se aloja un segundo baño, envuelto en mármol veteado con toques metálicos. El mármol se ha utilizado también en la cocina, donde se ha combinado con latón patinado.

En la sala de estar, Leung diseñó varias piezas personalizadas en las que mandan también un acabado brillante. Entre ellas encontramos una mesa de comedor, una consola de latón y nogal o una mesa de centro de latón hecha a medida. "Como arquitecto, disfruto de la satisfacción que surge al llegar a soluciones de diseño elegantemente simples. Pero lo que más impulsa mi trabajo es la promesa de producir emociones a través de hermosos espacios", concluye la arquitecta.