La casa de la diseñadora Gabriela Comella, alma de la firma de bolsos Gabriel for Sach, y Román Sarrió, arquitecto fundador del estudio RRIO, se encuentra en uno de esos edificios barceloneses de principios del siglo XX, con largos pasillos que conectan pequeños espacios encapsulados organizados a lo largo de su longitud. Este apartamento era un claro ejemplo de ello, y el objetivo de sus nuevos propietarios fue sugerir una nueva configuración abierta que dejara fluir la luz y el espacio.

El contorno de la mesa Gabriela es rectangular, pero su alma es redondeada. La diseña y produce bajo demanda el estudio RRIO, por lo que se puede adaptar para que combine perfectamente en forma y color con cualquier espacio dado.
Como dice Román Sarrió, eligieron esta mesa porque "es una gran solución para personas como nosotros cuyo comedor pide una mesa rectangular, pero ama la sensación de las redondas".

La apertura circular que lleva la luz a la zona más estrecha de la casa es una clara materialización de esa voluntad. El pasillo ha evolucionado de un espacio meramente dedicado a la circulación a jugar un papel importante en la vida de la casa.

La lámpara de Isamu Noguchi, un diseñador a quien admiran, tiene una historia detrás. "Es posible que te conmueva una pieza en un entorno y un momento determinados. Puede suceder al viajar o caminar por un mercado", cuenta Sarrió. Fotografías, cuadros y objetos se reparten por la casa y crean una narrativa muy personal.

No es fácil ser el arquitecto de tu propia casa, pero es un ejercicio muy interesante, como explica Román Sarrió: "Fue interesante sentarse a ambos lados de la mesa. Diseñar para uno mismo altera el proceso de alguna manera. Por un lado, permite decisiones y cambios inmediatos en el sitio, lo que mantiene el proceso más abierto y vívido, mientras que requiere cierta introspección y cuestionarse a uno mismo. El día en que limpiamos todos los tabiques existentes del corredor y terminamos las nuevas aberturas fue probablemente el más impresionante. El pasillo oscuro ahora tenía luz proveniente de diferentes ángulos y orientaciones que proporcionaban condiciones lumínicas cambiantes a lo largo del día. El piso se sentía amplio y la atmósfera había cambiado por completo".

Román y Gabriela en la cocina, que ha evolucionado de espacio meramente dedicado a la circulación a jugar un papel importante en la vida de la casa. Ahora es donde la pareja se encuentra después de un día de trabajo o donde sus amigos se reúnen mientras alguien está cocinando. La cocina ha reorganizado completamente la lógica interna del espacio y cómo interactúan con él.

Durante la construcción, que duró ocho meses, Gabriela y Román se reunían con regularidad en el lugar después del trabajo para sentarse y discutir los pasos a seguir. Llegar a un acuerdo no siempre fue fácil, pero aseguran que esas sesiones siempre fueron enriquecedoras.

La obra de arte de cuero, en la pared del comedor, es de Gabriela Comella. Ella y su marca están trabajando para reducir el desperdicio y están comprometidas con la economía circular. Gabriela ve arte en algunas piezas que la gente puede descartar debido a sus imperfecciones que son el resultado del uso de cueros y tintes naturales.

Mantuvieron las molduras del techo originales de los dormitorios. Por el contrario, en espacios que se habían redefinido, como la sala de estar o el pasillo, no intentaron imitar las molduras anteriores, sino que retiraron los techos por completo para mostrar las bóvedas estructurales. También restauraron las puertas originales y los radiadores de acero. Para el arquitecto, todos estos elementos originales "se suman a la historia que cuenta esta casa".

En el salón, la lámpara Arco, un diseño de estudio RRIO en colaboración con el diseñador Max Enrich, un buen amigo de la pareja que también diseñó las mesas auxiliares Stabile que se encuentran en el salón.