Verde y madera, a medio camino entre la clásica casa en el árbol y un refugio de montaña, este retiro ubicado en un bosque de la costa este de Estados Unidos se proyecta como una vivienda que busca una huella ecológica mínima. No interrumpir la vida de la naturaleza, integrarse en ella y dejar que todo fluya. Así fue como planteó el estudio Scalar Architecture esta vivienda de 111 metros cuadrados, para una familia de escritores y productores.
El lugar donde se encuentra, al que solo se puede acceder a pie o en un todoterreno, fue elegido en un claro del bosque inclinado, marcado por grandes rocas y un trozo de tierra que permitía la construcción. Para reducir el impacto y buscar la fusión total con el entorno, se apostó por una caja compacta, que a su vez se divide en su interior, diseño de Paul Feldsher, en diferentes espacios que separan estancias. De esta forma, encontramos una acogedora sala de estar y comedor escalonados, dos dormitorios, un altillo y un porche orientado al sureste.
Un patio central mágico
Para matizar el aspecto un tanto compacto de la caja flotante, se han realizado diferentes vanos. Una de esas aberturas es una concavidad del plano del techo que recoge agua, luz, guía la ventilación y expone aún más el terreno.
"Excepto por los cimientos del muelle y un revestimiento resistente a las hojas, la estructura está completamente construida con madera, tanto nominal como de ingeniería, además de estar fuertemente aislada con materiales sostenibles. Las cavidades abordan la exposición solar del sur, los vientos invernales del norte y del noreste y un viento local del sudoeste en verano".
Con la textura de un canto rodado de los que se encuentran en el suelo, el patio o impluvium realiza múltiples tareas de varias maneras: establece una relación entre el interior, el porche y el bosque; produce un claro para la contemplación dentro de la casa; articula todos los espacios a su alrededor y se nutre de la lluvia y la nieve cuando caen.
Piezas muy sencillas de decoración, un mobiliario a medida, una iluminación sugerida y elementos puntuales que atraen la atención como una lámpara verde, unas butacas rojas o una escalera para acceder al altillo, conforman un interior confortable que invita a disfrutar, paradójicamente, del exterior que todo lo envuelve