La pureza de la forma permanece en este ático de Barcelona con un gran ventanal

Para minimizar elementos innecesarios, se ha resuelto la calefacción mediante un suelo radiante y el aire acondicionado se ha integrado en la cabina de madera. En la zona al aire libre, también se puede disfrutar de la brisa marina que corre.

En toda la vivienda, las paredes y el pavimento se han acabado con un microcemento de tono gris de textura sedosa, un material que hace un guiño al hormigón crudo de los muelles cercanos del puerto.

Uno de los hilos conductores del proyecto es el tubo de cobre marino por el que discurre la instalación eléctrica, así como los apliques y mecanismos que desprenden calidez y contrastan con las superficies de hormigón.

Como un volumen blanco, la cocina destaca en el centro del espacio y, al otro lado, tiene su réplica en la bañera que ocupa también una  posición central en el lado opuesto de la caja de madera. 

La economía del espacio es determinante en este proyecto, donde cama, sofa y almacenaje y todo el mobiliario se encuentra integrado y hecho a medida, tal como sucede en la arquitectura naval.

Depositados en medio del espacio abierto, tanto la cocina como la bañera proporcionan una sensación de flotación y ligereza creando un ambiente elegante y exclusivo dentro de la arquitectura por lo demás minimalista.

En las griferías del baño también se ha apostado por el color pardo rojizo del cobre también en aras de conseguir uniformidad total con el resto de la casa.