La mejor arquitectura surge en ocasiones de los desafíos que el proyecto debe afrontar, como sucede en este caso. El estudio Nicolas Schuybroek Architects aceptó el encargo de un cliente que había adquirido un sereno bosque, justo al lado de un famoso campo de golf. A pesar del conservador vecindario circundante, que no abrazaba la arquitectura experimental, el cliente quería una casa contemporánea donde pudiera circular fácilmente en una sola planta. Como nos cuenta Schuybroek, "dado que los vecinos se enorgullecían de hacer cumplir los códigos urbanos y también eran responsables de dar la aprobación final al proyecto, este se convirtió en una especie de juego arquitectónico que se benefició de nuestras experiencias pasadas de negociación con los vecinos".

La experiencia siempre es un valor. Propusieron una casa alargada, construida con un solo material, un ladrillo gris texturado en bruto, con patios que se extienden hacia los espacios exteriores y abren múltiples perspectivas de la vista. Este enfoque de diseño atrajo al comité local desde un punto de vista arquitectónico porque era sutil y discreto, completamente integrado en la parcela de tierra, y no lo que esperaban de la "arquitectura contemporánea". El ladrillo gris fue una revisión de su idea inicial, el hormigón. En su lugar, usaron un ladrillo gris crudo, con juntas del mismo color, que ofrece la sensación de solidez del hormigón, pero con mucha más textura. Es crudo y refinado al mismo tiempo, y respeta la tradición.

Por otro lado, la petición de una sola planta les permitió resolver diferentes problemas: el volumen no bloqueó las vistas de los vecinos, permitió una integración muy discreta en el entorno natural y dio a su cliente una variedad de puntos de vista para observar el paisaje forestal y el campo de golf más allá: "Las vistas solo se abren a medida que te mueves por la casa, lo que permite experiencias muy diferentes". La impresionante piscina es una extensión de la casa y la terraza, y parece que une el mundo interior con el mundo de la naturaleza en el exterior gracias a que se ha utilizado la misma piedra que en la cocina, lo que crea la ilusión de que la piscina fue tallada en la terraza desde esa piedra azul. Ilusiones, experiencias, sorpresas y diferentes miradas que hacen que esta casa sea tan singular como se pretendía.

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casa en Bélgica de Nicolas Schuybroek Architects
Thomas de Bruyne / Photofoyer

Los muebles brasileños vintage, como los dos sillones de la izquierda, diseño de Percival Lafer de los años sesenta, introducen en el salón piezas de diseño icónicas para romper la sensación conservadora de estar cerca de un campo de golf. 

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Los patios se extienden hacia los espacios exteriores y abren múltiples perspectivas de la vista. Un diseño sutil y discreto, integrado en la parcela de la tierra. 

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Thomas de Bruyne / Photofoyer

La mesa de centro, de madera de roble, es el modelo T22 Oeil, que Pierre Chapo diseñó en los años sesenta. Una chimenea proyectada por los arquitectos parece estar inmersa en el propio jardín que introduce la fachada acristalada.

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Thomas de Bruyne / Photofoyer

La piscina se ha concebido como una extensión de la casa y la terraza, vinculando el mundo interior de la vivienda con la naturaleza exterior. 

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Thomas de Bruyne / Photofoyer

La misma piedra azul utilizada en la cocina se extiende hacia el exterior, creando la ilusión de que la piscina fue tallada en la terraza partiendo de esa piedra azul de la cocina. 

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Thomas de Bruyne / Photofoyer

El diseño de una sola planta permite resolver diferentes cuestiones: el volumen no bloquea las vistas de los vecinos, integra la construcción en el entorno natural y da al cliente variedad de puntos de vista para mirar el paisaje y el campo de golf. 

casa en Bélgica de Nicolas Schuybroek Architects
Thomas de Bruyne / Photofoyer

El proyecto se benefició de la experiencia de Nicolas Schuybroek en el cumplimiento de normas urbanísticas estrictas sin renunciar a la voluntad de diseño contemporáneo. 

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Thomas de Bruyne / Photofoyer

En el comedor, las sillas S45, de Pierre Chapo, de finales de los años setenta, y una de las icónicas lámparas de Serge Mouille de los años cincuenta, en su versión de suspensión.

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Thomas de Bruyne / Photofoyer

En lugar de hormigón, barajado inicialmente, los arquitectos usaron un ladrillo gris crudo, con juntas del mismo color, y esparcieron la lechada sobre el ladrillo. El resultado produce la sensación de solidez del hormigón, pero con mucha más textura. Es crudo y refinado al mismo tiempo, y respeta la tradición. En el estudio, dos esculturales sillones blancos Reversível, un diseño de Martin Eisler editado por Tacchini

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Thomas de Bruyne / Photofoyer

La planta única también facilita la circulación por los espacios.

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Thomas de Bruyne / Photofoyer

En el interior, la piedra y los materiales naturales juegan un papel importante, al igual que en el exterior, para crear una unidad en todo el conjunto y también para borrar los límites entre el espacio interior y el entorno natural que rodea la casa.

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Thomas de Bruyne / Photofoyer

En el baño, con el suelo y la zona de lavamanos revestidos de piedra natural, la silla Chandigarh, diseñado por Pierre Jeanneret en la década de los años cincuenta para el proyecto de Le Corbusier en la ciudad homónima de la India.