En esta casa construida a finales del siglo XIX, Beatriz Portabella ha hecho una gran rehabilitación; no solo por la calidad de su trabajo, sino también por el alcance. El estado de la casa original ha obligado a derribar todas las paredes y forjados interiores y mantener únicamente la fachada. El proyecto tuvo especial cuidado en que la nueva distribución mantuviera las dimensiones de los espacios originales; incluso se sacrificaron habitaciones para ser el a las proporciones originales. De esta manera, las nuevas paredes y distribución mantienen prácticamente la misma línea y límites antiguos. Sin embargo, las aberturas y los huecos interiores se definen con dimensiones y proporciones exageradas. Los pasos y las puertas interiores también se exageran en altura para realzar y enfatizar la altura de los techos y dar conectividad a los espacios.

En todo momento, Beatriz Portabella ha intervenido para mantener el aire de casa antigua y clásica, pero dando paso a la luz natural y a las vistas de los jardines a través de la fluidez y la conexión de los espacios mediante grandes aberturas, tanto interiores como exteriores. El nuevo proyecto genera visuales siempre de lado a lado de la casa, en longitudinal, y permite disfrutar siempre de un horizonte verde desde cualquier punto interior, lo que hace sentirse como habitando en un "oasis urbano". En la elección de los materiales asegura Portabella que no tuvo dudas: "Materiales nobles, naturales y sencillos". Los suelos son de tarima de roble francés en forma de espiga y acabado a la cera. Las paredes y carpinterías, de madera acabada en blanco, consiguen un ambiente homogéneo. El color se reservó para el mobiliario, la iluminación y la decoración. En los baños se ha aplicado mortero a la cal de tonos claros y naturales en las paredes, mientras que los muebles de baño se han hecho con mármol. La iluminación pasa a formar parte del mobiliario al evitar focos empotrados y escoger minuciosamente las distintas piezas de iluminación. Para el mobiliario se combinan piezas de diseño y producción actual con clásicos del diseño comprados en galerías o en viajes, con la especial colaboración de la galería Miquel Alzueta. Como nos dice la arquitecta, este es "un espacio fácil de habitar, sin complicaciones".

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casa blanca contemporánea con toques de color Bea Portabella
Eugeni Pons

Obra de Secundino Hernández, de la Galería Heinrich Ehrhardt

casa blanca contemporánea con chimenea y toques de color Bea Portabella
Eugeni Pons

Las librerías están hechas a medida según un diseño de Bea Portabella. La chimenea de mármol se compró en el anticuario Mavi Lizán. Sobre la chimenea, litografías de Josep Guinovart. Alfombra, de BSB. El sofá es una reproducción del modelo Polar Bear, de Jean Royere. Cojines, de Matéria. Mesa de centro Foster 620, de Norman Foster para Walter Knoll, en Casamitjana. Taburete de madera, en Galería Miquel Alzueta.

casa blanca contemporánea con toques de color Bea Portabella
Eugeni Pons

De la construcción original quedaron solo las fachadas, así que Beatriz Portabella ha diseñado la nueva escalera. En diálogo con el clasicismo y la modernidad, la escalera resulta de líneas elegantes y esculturales, añadiendo valor estético al interior. 

casa blanca contemporánea con toques de color Bea Portabella
Eugeni Pons

La escultura colgada en el techo es de Laurent Martin, en Palau de Casavells. En primer término, una lámpara de pie antigua adquirida en Passeu-Passeu. Alfombra, de BSB. Silla BKF, de Minim. Junto a esta, lámpara de pie negra de Gofi, en Casamitjana.

casa blanca contemporánea con toques de color Bea Portabella
Eugeni Pons

Escultura de Charles Husser y banco Cansado, diseño de Charlotte Perriand, adquiridos en la Galería Miquel Alzueta. Sobre el banco, obra de Secundino Hernández, en la Galería Heinrich Ehrhardt. Lámpara 548, de Gino Sarfati para Astep, en Avanluce.

casa blanca contemporánea con mesa comedor Bea Portabella
Eugeni Pons

Esta estancia es el estudio de los niños, donde hacen los deberes y pintan. Mesa Teatro, de Casamitjana. Sillas Plastic Chair DSR, de Charles & Ray Eames, editadas por Vitra. Aplique, de Muller Van Severen. Alfombra, de BSB.

casa blanca contemporánea con cocina de acero Bea Portabella
Eugeni Pons

Isla de acero inoxidable, de Arclinea. Campana realizada sobre un diseño de Beatriz Portabella. Electrodomésticos, de Gaggenau. Obra de arte adquirida en Exposición Fundación Miralles Tagliabue. Taburetes, de Frama. La tabla de madera es de Dareels. El suelo de pizarra se compró en Hullebusch (Alemania).

casa blanca contemporánea con mesa de madera Bea Portabella
Eugeni Pons

Mesa de madera antigua, en Amberes. Sillas vintage CH20, de Hans J. Wegner para Carl Hansen & Søn. Lámparas Candela di Vals, de Peter Zumthor para Viabizzuno. Tetera y tazas sobre la mesa, de Catalina House. En la pared de la izquierda, una obra de Tàpies.

casa blanca contemporánea baño Bea Portabella
Eugeni Pons

Las paredes del baño se han revestido con mortero a la cal. La encimera con dos lavabos se ha hecho con mármol Calacatta, según un diseño de Beatriz Portabella. Las griferías son de Vola. Espejos diseñados por la arquitecta, realizados con madera de roble. Piezas de mármol sobre la encimera adquiridas en Graanmarkt 13. La bañera es de Inbani. El taburete se compró en la Galería Miquel Alzueta.

casa blanca contemporánea con toques de color Bea Portabella
Eugeni Pons

Librería a medida, diseño de Beatriz Portabella, realizada con madera lacada. La lámpara de pared es de Serge Mouille. Sobre la cama, una manta, de Matèria. Los cojines se han adquirido en The Corner Studio. A los pies de la cama, el banco PK80, un diseño de Poul Kjærholm para Fritz Hansen; sobre él, una manta también de Matèria. La alfombra es de BSB.