Estar "entre Pinto y Valdemoro" no es lo mismo que decir que uno vive entre El Escorial y Cadaqués. Les explico el por qué de esta analogía. 'Casa Rubens', esta vivienda de una sola planta situada a los pies del Monte Abantos y diseñada por Estudio Reciente, ¿no les recuerda a algo más mediterráneo, más costero? Parece tener poco en común con esos chalets con tejado de pizarra y muros de piedra que acostumbran a verse en las urbanizaciones del norte de la Comunidad de Madrid. 

 

Las paredes blancas del exterior y las contraventanas en azul recuerdan a las casas de pueblos costeros del Mediterráneo.

 

Con buen tino y gusto por la mezcolanza, Estudio Reciente tomó como referente el Cadaqués de la década de los cincuenta, donde los propietarios, una pareja con dos hijos, han pasado los últimos veranos. Ya saben, el pueblo pesquero de casitas blancas en la Costa Brava, famoso por ser el elegido como residencia de muchos artistas, desde Duchamp o Dalí a García Lorca. Si quieren saber más sobre esta localidad y su afinidad con la arquitectura moderna, no dejen de leer el librito Legado y linaje. Cierta arquitectura moderna en Cadaqués, editado por Santa&Cole. "La premisa era crear una vivienda cálida y acogedora, donde además estuviera presente una sutil idea de lo que entendemos como mediterráneo, el color fuese el otro protagonista", cuenta Carlos Tomás sobre este proyecto, en el que el color es el hilo conductor, porque además de convertirse en una casa de fin de semana, acogerá a amigos y presentaciones artísticas de forma periódica.

 

 

El azul de la cocina contrasta con los tonos cálidos de las baldosas de arcilla del suelo.

La rehabilitación ha sido integral, ya que afectó incluso a la estructura original de las dos viviendas (que se convirtieron en una). Básicamente fue casi como hacer una casa de cero. En total, 120 m2 repartidos en una sola planta, con una nueva distribución que divide en dos el volumen, dando lugar a un espacio unitario de doble altura que acoge el salón-comedor-cocina, y un estudio en el altillo al que se accede a través de una escultórica escalera de caracol.

La vivienda está repleta de pequeñas obras de arte, propias y de amigos, que incluye algunas piezas extraordinarias, como una pequeña acuarela de Louise Bourgeois, o un magnífico lienzo del pintor Ruben Rodrigo, que preside el salón. Colores y formas libres que dialogan con piezas de mobiliario heredadas de casas anteriores. Algunas, como la lámpara Nelson Bubble de Herman Miller, vienen de su última casa en Londres, donde la pareja vivió durante muchos años, otras, como las sillas de comedor Revolt, un diseño de Friso Kramer de los cincuenta, aportan el toque clásico y minimalista. En este caso y en esta casa, la armonía viene dada por la adición de piezas actuales, como la mesa y el aparador de los belgas Muller Van Severen para HAY, o la alfombra Shade de Nanimarquina en el salón. Ya saben, en el arte y en la vida (o en las casas), la unión de lo viejo y de lo nuevo siempre da como resultado un nuevo tipo de orden estético. 

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Casa Rubens
Asier Rua

Respeto por el pasado

A pesar de la intervención, se respetó la envolvente de la vivienda por tratarse, en primer lugar, de un área protegida, dada su proximidad al Monasterio del Escorial, y por otro lado, por la composición original de los muros de piedra de 80 cm de espesor.

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Partiendo de cero

El interior, debido a una construcción deficiente de los solados, y al estado ruinoso de los pilares y la estructura de madera, se vació completamente, permitiendo una redistribución completa. 

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Uniones complejas (y muy estéticas)

"El principal problema al que nos enfrentamos fue sustituir la estructura de madera, que estaba en pésimo estado", cuenta Tomás, y añade "la disposición original de la estructura de madera, con sus complejas uniones, se ha reproducido en acero lacado en un intenso color granate. El objetivo era hacer visible el excepcional trabajo arquitectónico que antes quedaba oculto tras los tabiques y bajo la cubierta, perfectamente conservada".

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Buena distribución

Los tres pilares y sus capiteles pasan a ser los protagonistas del espacio central, que además, funciona como distribuidor hacia las 3 habitaciones y los dos baños. La escalera de caracol metálica da acceso al altillo, que funciona como despacho.

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Cadaqués en El Escorial

Hemos mencionado a Duchamp, pero no fue el único que supo ver el encanto de Cadaqués y decidió pasar allí los veranos. Picasso, Miró o Richard Hamilton también pasaron temporadas estivales allí, absorbiendo la luz y el color. Esta casa es un reflejo de ese espíritu artístico, que aflora al aire libre, con la brisa del mar o, en este caso, con el rumor de las hojas de los árboles del pequeño jardín.

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Escalera de caracol

 También da cuenta del valiente uso de color, la escalera, una espiral azul que dialoga con las líneas granates de las vigas.

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Piezas seleccionadas

El aparador es de Muller van Severen para HAY.En la pared, una obra de Rubén Rodrigo Silgueiro.

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Asier Rua

Sin miedo al color

El uso del color como elemento de individualización fue muy importante a la hora de involucrar a cada uno de los miembros de la familia en el proceso de diseño. ¿Un ejemplo? Las baldosas y celosías de barro en combinación con el azul vidriado de Ferrés de la cocina.

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Calma y mesura

En los dormitorios se respira calma y mesura gracias a toques de color y piezas de diseño.

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Baños que rompen

Los baños están alicatados en damero de atrevidos colores.

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Doble altura

Gracias a la redistribución de espacios, se ha ganado doble altura.

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Arriesga y acertarás

Otro de los baños en los que se ha jugado con la geometría y, por supuesto, el color. 

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Ganas de verano

El color es el verdadero protagonista de una casa que nos traslada al verano.