Cada verano, una familia de Barcelona se muda a esta vivienda remodelada en Caldes d'Estrac, uno de los pueblos con más encanto de la costa del Maresme, conocido como Caldetas y ubicado a 40 minutos en coche de la capital catalana. En sus 170 metros cuadrados, el matrimonio, sus dos hijos y varios nietos se reencuentran, se reconocen en los objetos decorativos que cuelgan de las paredes, comparten los recuerdos que han llevado hasta allí desde lugares remotos en sus periplos por el mundo. Hay un poco de cada uno en este hogar que une y que mezcla piezas de arte con memorias familiares.

Desprovista de toda pose, la casa resulta muy luminosa y funcional, está pensada para acoger a niños que juegan y saltan sobre sofás, y coloca al mismo nivel el dibujo que pintó uno de los hijos de los propietarios cuando era pequeño y un singular tapiz de una artista estadounidense llamada Sarah Warner. Todo acompañado de máscaras africanas, jarrones caribeños, papiros egipcios y algunos muebles de diseño aquí y allá, como la lámpara Disa, de Coderch, la lámpara de pie TMM, de Miguel Milá, y una interpretación de la Spanish Chair, de Børge Mogensen, entre otros.

Ha sido Juan Moreno Lopéz-Calull, fundador de la firma de diseño de interiores y consultoría de arte John Brown Projects, quien ha dado forma a este apartamento a pie de playa ubicado en un tercer piso, tras echar abajo todo cuanto había y sacar habitaciones de la nada. "Se aprovechó cada esquina porque la familia tiene muchos miembros, y se cambió la distribución. Saqué una habitación y un baño de una buhardilla, y ahora el dúplex consta de un estudio grande, cinco dormitorios y cuatro baños", dice Moreno. El diseñador barcelonés potenció la condición vacacional del piso con sillas de mimbre, ventiladores de techo (más sostenibles que el aire acondicionado, destaca Moreno) y suelo de microcemento blanco, que aporta frescura. Excepto en la planta superior, en la que se colocó parquet. A través de las ventanas y las terrazas se vislumbra el azul infinito. No así la playa de la localidad, que está justo debajo. Y es que, como concluye poéticamente Juan Moreno, "dentro de la casa parece que estás navegando sin moverte. Es como flotar encima del mar".

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CALDETES John Brown Projects salon
Sara Adroer

Sobre el sofá de lino orgánico del salón destaca un cuadro del francés Clément Mancini. Mesa de centro de roble y mimbre, y mesa auxiliar con sobre de cerámica de la comarca, diseño de John Brown.

CALDETES John Brown Projects vistas mar
Sara Adroer

Las butacas son una interpretación de la Spanish Chair, de Børge Mogensen, realizada por la firma Heap & Woods. Entre los recuerdos, máscaras compradas en África y un cuenco de un viaje por el Caribe.

CALDETES John Brown Projects terraza
Sara Adroer

El contacto cercano con el mar hace que la sensación de navegar sin movimiento acompañe a los habitantes de la casa, sobre todo en las terrazas. En esta, el comedor se ha vestido con una mesa larga de IKEA a la que acompañan varias sillas de Habitat. A su lado, un sofá de mimbre. El suelo de microcemento blanco aporta frescura a la vivienda.

CALDETES John Brown Projects dormitorio
Sara Adroer

En el dormitorio también hay recuerdos familiares como un papiro comprado en Egipto y un cuadro francés de una casa de campo con un árbol. La foto central es de Andrea Hachuel y las mesillas de noche se inspiran en el minimalismo de Donald Judd.

CALDETES John Brown Projects terraza. CALDETES John Brown Projects  terraza
Sara Adroer

La terraza, con una colchoneta a medida con cojines a modo de zona chill out, y una silla de mimbre.

CALDETES John Brown Projects baño
Sara Adroer

Un espacio ganado a una buhardilla, donde se ha ubicado un baño para los niños.

CALDETES John Brown Projects  baño. CALDETES John Brown Projects baño
Sara Adroer

Ducha del baño de los niños.