Reformar un antiguo caserío en Cantabria sin desvirtuar su esencia ni sus materiales originales fue el punto de partida de este proyecto integral firmado por el estudio BI. La vivienda, situada en un enclave natural privilegiado, se ha transformado en un refugio contemporáneo para el retiro, sin renunciar a sus raíces. La intervención se abordó desde una perspectiva respetuosa y continuista. En el exterior se restauraron las fachadas para conservar la estética original del edificio y poner en valor los materiales nobles de su construcción. La piedra y el trabajo de ebanistería artesanal vuelven a tener protagonismo, mientras que la balconada superior de madera ha sido cuidadosamente recuperada.
En el interior, el objetivo fue romper con la rigidez de la arquitectura tradicional. Para ello se propuso una nueva organización espacial basada en la conexión fluida de ambientes, espacios abiertos y un lenguaje minimalista que convive con elementos constructivos originales. Uno de los principales gestos del proyecto fue reorganizar la planta baja, situando el salón en una zona de doble altura y rodeándolo de grandes ventanales. Para hacerlo posible se reconstruyó la cubierta principal y se realizaron aperturas en algunos de los huecos existentes.
Ahora el corazón se encuentra en el salón
El salón se convierte así en el corazón de la vivienda: un espacio bañado de luz natural que se comunica visualmente con otras estancias, como el comedor o la cocina. Esta última está equipada con muebles de Dica en maderas nobles y tonos oscuros, adaptados a medida para integrarse con los materiales del proyecto. El diseño a medida también está presente en vestidores y armarios de las distintas habitaciones. La escalera principal, elemento icónico del antiguo caserío, se ha restaurado cuidadosamente, conservando su trazado pero afinando su ejecución. Otro de los espacios destacados es la chimenea, también recuperada, que mantiene su posición central como referencia simbólica del hogar.
La modificación del tejado permitió aprovechar los espacios bajocubierta, donde se habilitaron nuevos dormitorios y una sala de estar en planta alta. En paralelo, se amplió el basamento del edificio para crear un nuevo espacio de reunión-comedor en el semisótano, junto con una bodega anexa. El conjunto está revestido con materiales naturales: mortero de cal en paramentos verticales, madera de nogal en carpinterías y muebles, y piedra natural en zonas singulares como la cocina o los baños. La iluminación combina una ambientación general suave con acentos de luz focalizada mediante luminarias especiales.
En diálogo con el paisaje
El interiorismo sigue una lógica de coherencia con el entorno. Se eligieron materiales que dialogan con el paisaje exterior y que aportan calidez sin estridencias. Las piezas de diseño se seleccionaron entre firmas como Gubi, Ondarreta, Antonio Lupi, Novello y Santa & Cole, que imprimen un carácter contemporáneo pero sereno.
En el exterior, el proyecto de paisajismo resuelve con inteligencia el importante desnivel existente entre el acceso y la vivienda. La llegada a la casa se convierte en un paseo sensorial entre plataformas de hormigón, escaleras y jardineras, combinando vegetación autóctona con especies florales exóticas de corte bajo. El resultado es una transición suave y evocadora que prepara al visitante para el carácter introspectivo de la vivienda. En el resto de la parcela se aplicaron criterios de jardinería sostenible, con especies que requieren poco mantenimiento y zonas de plataformas estanciales ejecutadas en madera.
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