Rescatar los valores originales de esta vivienda modernista en un edificio catalogado en Barcelona e integrarlos con una intervención contemporánea era el objetivo del estudio Forma. Ubicada en la montaña de Montjuic, esta vivienda de 60 metros cuadrados, había perdido su carácter original en reformas previas. En el proyecto, se ha tratado de restaurar y recuperar ciertos elementos, como los techos altos, los mosaicos hidráulicos y las puertas de madera, preservando así las características de la arquitectura modernista catalana.
La cocina ANTES: un espacio en el que se había perdido la esencia histórica de la vivienda.
El antes y después de la cocina
En toda la vivienda se respira una atmósfera atemporal que permite percibir la dualidad de lo contemporáneo y lo moderno. Para lograr dotar a las estancias de cierta coherencia se optó por diseñar muebles a medida, un detalle que destaca especialmente en la cocina. En ella, grandes armarios minimalistas de tonos blancos añaden elegancia y dotan al espacio de la funcionalidad necesaria.
La cocina DESPUÉS: los tonos blancos ayudan a ganar luminosidad mientras la madera y el ladrillo dotan al espacio de un toque acogedor y mucha alma.
Foto: José Hevia
"Antes era una cocina pequeña, con poca sensación de amplitud, oscura, caótica y estéticamente poco atractiva para estar", nos explican los arquitectos. "Ahora el espacio es más grande. En cuanto a los materiales, hemos rescatado el máximo de los elementos (valiosos) y combinándolos con materiales modernos. Ahora el espacio es luminoso, acogedor, equilibrado y donde te sientes a gusto", añaden.