Se formó como arquitecto en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona y trabajó en esta actividad hasta que un día Victor Enrich se dio cuenta de que las formas convencionales de la arquitectura no le gustaban tanto como para dedicarse a ello. Sin embargo, las habilidades y técnicas visuales que adquirió en el renderizado arquitectónico 3D le sirvieron para emprender un nuevo camino de creación artística en el que a través del retoque fotográfico digital altera el espacio urbano y todas las reglas de la arquitectura con imágenes imposibles pero que impactan por su hiper realismo.

 

Si bien las formas onduladas de los edificios de Frank Gehry le mostraron a Enrich que la arquitectura podía ser algo con lo que jugar, los relojes doblados de Salvador Dalí actuaron como catalizadores de la suposición de que los experimentos oníricos de Enrich necesitaban una forma de arte más flexible y de menor escala. Las obras de Enrich son entonces una clara declaración de principios hacia la forma, en un intento de redefinir su papel en el contexto de cualquier metrópoli del siglo XXI.

Artgrater representa la fusión de formas arquitectónicas en la ciudad de Londres

Sus primeros pasos en esta nueva forma de expresión comenzaron en la capital de Letonia, Riga, pero fue en Israel, entre 2009 y 2011, donde su práctica adquirió mayor resonancia. Sus series On Trump –recreaciones críticas a partir de edificios vinculados al expresidente estadounidense–, Rafael Uribe Uribe Existe (R.U.U.E.) –en la que el Museo Guggenheim de Nueva York emerge en medio de la población colombiana homónima, a las afueras de Bogotá– o Medusa, donde a un edificio turístico le salen tentáculos, nos muestran a un autor con una imaginación libérrima que juega con la luz, las formas y la perspectiva para crear arquitecturas orgánicas que parecen cobrar vida.

 

Obra del artista digital Victor Enrich

Una de sus series más reconocidas es Retratos de ciudades (2007-2012), fruto de la selección de un reportaje fotográfico más amplio realizado durante un viaje de 6 años que Víctor Enrich realizó por Europa Central y Oriente Medio. Fue en Tel Aviv, entre 2009 y 2011, donde Enrich entró en un período de producción intensiva. Enrich se enamoró del estado de ánimo artístico de la ciudad, así como de las posibilidades reales de éxito que podían conseguir los artistas, ya que muchas galerías locales están ligadas a otras ubicadas en Nueva York o Los Ángeles.

Tel Aviv concentra la mayor cantidad de ejemplos del "período de flexión" de Enrich, un período que permitió que su obra de arte se incluyera en el mapa mundial. Debido a una salida no deseada de Israel, como consecuencia de una deportación, Enrich se encontró en la necesidad emocional de terminar con esta serie lo antes posible.

La obra Medusa recrea un edificio de la ciudad de Tel Aviv que se convierte en tentáculos en la parte superior

Además de su obra creada de manera digital, Víctor también tiene una colección de pinturas hechas a mano en la que se incluyen retratos de rostros conocidos y obras arquitectónicas, pero siempre con el espíritu crítico e interpretativo que caracteriza a su esencia artística.