De 1940 a 1970, el franquismo levantó de cero cerca de 300 poblaciones repartidas por toda la geografía española, y movilizó 60.000 familias para colonizar y ganar tierras de cultivo. Este proyecto fue la escuela para muchos jóvenes arquitectos que experimentaron con una racionalidad ajustada a los medios y las personas sin desdeñar la tradición. Una exposición en el Museo ICO de Madrid rememora esta utopía rural.

Fotografía de los años 50 de Vegaviana, Cáceres

Vegaviana, Cáceres (1954- 1957), obra de José Luis Fernández del Amo, en una estampa de época tomada por Joaquín del Palacio, Kindel, quien produjo algunas de las fotografías más icónicas de los pueblos. 

Joaquín del Palacio (Kindel)

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No solo de pantanos está hecho el imaginario de las grandes obras públicas del franquismo. Las presas hidráulicas que tanto le gustaba inaugurar al Caudillo fueron en realidad la condición sine qua non de un proyecto mucho más ambicioso: la transformación de amplias zonas improductivas en cultivos de regadío con el objetivo de sacar al país de las penurias alimentarias causadas por la Guerra Civil.

Para ello había que asentar gente en el territorio y evitar el éxodo a las ciudades, y la mejor manera de hacerlo era fundar nuevos pueblos, movilizar familias y darles tierras. A esa tarea se aplicó con determinación el Instituto Nacional de Colonización (INC). Entre 1939 y 1971, esta institución promovió la creación de cerca de 300 pueblos en 27 provincias españolas, a los que se trasladaron unas 60.000 familias

ARTE 110 Villalba de Calatrava

Fachada de la iglesia de Villalba de Calatrava (Ciudad Real), de José Luis Fernández del Amo, hacia 1956.

Joaquín del Palacio (Kindel)

Para ello contó con la aportación de un nutrido grupo de jóvenes arquitectos, algunos de los cuales serían más tarde figuras clave de la arquitectura española de la modernidad: José Luis Fernández del Amo, Alejandro de la Sota, José Antonio Corrales, Antonio Fernández Alba, Fernando de Terán, José Borobio, Carlos Sobrini o Santiago García Mesalles, entre otros.

Campo de ensayo

Bajo la dirección de José Tamés en la sección de Arquitectura del INC, todos estos profesionales (más alguno depurado de la anterior etapa republicana, como Carlos Arniches) proyectaron nuevos pueblos con una mentalidad innovadora, asentada en el lenguaje moderno, pero inspirada en lo popular. Esa racionalidad se apreció en el cumplimiento de normas relativas a exigencias higiénicas o de habitabilidad, en tamaños mínimos, ventilación o soleamiento. 

Campanario de la iglesia de Llanos del Sotillo

Campanario de la iglesia de Llanos del Sotillo (Jaén), proyectada por José Antonio Corrales. 

Ana Amado y Andrés Patiño

El deseo de renovación también se reflejó en la presencia, insólita para la época y el contexto, del arte no figurativo en las iglesias de los pueblos gracias a la aportación de artistas plásticos como Manuel Millares, Pablo Serrano, Arcadio Blasco o José Luis Sánchez, incluyendo también una larga nómina de mujeres: Juana Francés, Delhy Tejero, Teresa Eguíbar, Jacqueline Canivet, Flora Macedonsky, Menchu Gal, Carmen Perujo o Isabel Villar, entre otras.

JFA F1364

Viviendas en Esquivel (Sevilla), de Alejandro de la Sota, en una imagen de 1952

Joaquín del Palacio (Kindel)

"La sublimación estética dio origen a una economía formal y de medios ajena al adorno; a la recuperación de tipologías, patrones y elementos tradicionales como el zaguán, el patio y la solana, de nuevo protagonistas en la composición de las casas. Son formas que nacieron con vocación de trascendencia de la observación atenta y continua de lo popular y de lo anónimo, sin artificios", comentan sobre el diseño de estos pueblos Ana Amado y Andrés Patiño Erín, comisarios de la exposición Pueblos de colonización.

Casas de El Realengo

Fotografía de los años 50 de El Realengo, en Alicante.

Archivo MAGRAMA

Miradas a un paisaje inventado, abierta en el Museo ICO hasta el 12 de mayo de 2024. La muestra presenta cerca de 200 obras originales entre documentos, dibujos y planos, además de publicaciones impresas y otras tantas reproducciones fotográficas que ref lejan una panorámica de las actuaciones del INC en la España rural del siglo XX.

Escultura de Pablo Serrano

Escultura de Pablo Serrano en San Isidro de Albatera, en Alicante. 

Ana Amado y Andrés Patiño

Evitar el olvido

La exposición contrapone las imágenes de época, muchas de ellas obra de Joaquín del Palacio, Kindel, autor de algunas de las fotografías más icónicas de los pueblos, con instantáneas tomadas por los propios comisarios en los últimos años, con el objetivo de indagar qué ha sido de todas esas arquitecturas y escuchar la voz de sus habitantes para restituirles un merecido protagonismo.

ARQUITECTURA Ge´vora 2

Viviendas diseñadas por el arquitecto Carlos Arniches para el pueblo de Gévora, en Badajoz. Archivo MAGRAMA

Archivo MAGRAMA

"Las tensiones entre conservación e intervención en estos conjuntos son análogas a las que aparecen en edificaciones de entornos más urbanos –señalan–. Es un proceso no muy diferente del de otras villas históricas convencionales, pero presenta como novedad la mayor visibilidad de la intromisión de las actuaciones.

En todo caso, en los últimos años asistimos a la aparición de corrientes esperanzadoras que pretenden evitar el abandono y la degradación de los pueblos de colonización, como algo valioso que debe ser preservado”