Cuando el estudio valenciano Viraje Arquitecturarecibió el encargo de reformar esta casa original de los años 70 en Valencia lo primero que se encontraron fue un enigma: se desconoce el arquitecto original. "Sabemos que lo realizó un arquitecto famoso de la época, pero los archivos han desaparecido. Podemos afirmar que fue importante porque la vivienda venía con vidrios ahumados antibalas importados de Estados Unidos y sólo un arquitecto top de la época podía acceder a este tipo de materiales", explican desde el estudio.

Sabiendo que era un edificio de cierto valor, parte del proyecto, bautizado como R31 y liderada por completo la joven arquitecta Marta Piqueras, fue el de dejar intacta su estructura, dando protagonismo a su singular cubierta de madera, pero aportando luz y calidez a todas las estancias de la casa. En definitiva, virar un edificio singular hacia una concepción más moderna.

Según señalan desde el estudio, en la reforma de la vivienda, llamada originalmente La Caseta del Notari, se eliminaron elementos pesados visualmente para redirigir la vista a la cubierta inclinada de madera. Para ello se ha modificado principalmente la zona del salón, reemplazando parte de los paneles de madera que cubrían la pared por revestimientos blancos. Las baldosas de color marrón se ha cambiado también por un microcemento continuo de un color claro. "De esta manera, es imposible no centrar la vista en la cubierta de madera inclinada", cuentan.

Los mismos tonos claros se han utilizado en la cocina, que ahora se conecta física y visualmente con la zona de salón-comedor. Aquí también se ha usado el mismo pavimento claro aportando más luz y destacando más la cubierta de la casa. En la vivienda de más de 400 metros cuadrados, también se han modificado espacios como el dormitorio principal, que ahora se ha convertido en dos vestidores y dos baños, uno a cada lado del dormitorio.

"En la zona de día, los dos volúmenes de madera curvos, que esconden la cocina y la zona de estudio, no llegan a tocar la cubierta. Para ello, se colocaron vidrios transparentes en sustitución de los marrones existentes para separar acústicamente las zonas y permitir la entrada de luz exterior", resaltan desde el estudio. Gracias a este cambio la percepción visual es "que la cubierta estuviera flotando sobre la casa y no recostada sobre dichos elementos transparentes".

En cuanto al mobiliario, se han elegido piezas de firmas como de la marca valenciana Andreu World o Natuzzi. "La mayoría se ha sido seleccionado en tonos claros y neutros para conseguir el tan esperado aporte de luz y calidez", concluyen.

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Exterior de la vivienda, en la que se ha conservado la estructura original.

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En el proyecto, se han renovado todos los vidrios de la vivienda, tanto de las ventanas, como de las partes superiores de los tabiques.

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La vivienda es original de los años 70, aunque se desconoce el arquitecto.

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Dentro de la casa se ha dado protagonismo a la cubierta de madera.

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Con el proyecto se ha tratado de dar a un edificio singular una concepción más moderna.

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Zona del salón de la casa, con suelo de microcemento.

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El suelo de microcemento blanco da continuidad a toda la casa.

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Vista de uno de los laterales de la vivienda.

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Los mismos tonos claros se han utilizado en la cocina, que ahora se conecta física y visualmente con la zona de salón-comedor.

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Los dos volúmenes de madera curvos, que esconden la cocina y la zona de estudio, no llegan a tocar la cubierta.

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Interior de uno de los baños de la casa.

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El proyecto R31 ha sido liderada por completo la joven arquitecta Marta Piqueras.

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Vista del jardín de la vivienda.