El proyecto de Krasojević, que se encuentra en fase de licitación, combina una pequeña planta de energía hidroeléctrica –destinada a su autoabastecimiento de energía y a generar excedente para doscientos hogares de los alrededores– con un museo de arte. Este edificio dinámico genera su propia electricidad utilizando el Principio de la columna de agua oscilante [por el cual, cuando las olas penetran en la cámara submarina, impulsan el paso de aire a través de una turbina situada en la superficie, generando así electricidad, y cuando las olas retroceden dejan un vacío, de manera que aspiran aire de nuevo a través de la turbina; de esta forma, se mantiene la turbina en rotación constante, con independencia de la dirección que siga la corriente de aire; la eficiencia es elevada y sólo hay una pieza móvil, lo que reduce al mínimo los costes de mantenimiento] y se une a las fuerzas de la naturaleza en lugar de someterse a ellas. «No creo en la arquitectura que se apropia de entornos, paisajes o contextos inmediatos a costa de destruir los criterios fundamentales que impulsan este programa –explica Krasojević–. La conservación del medio ambiente es primordial, y para ello debe utilizarse el medio ambiente de manera eficiente y trabajando con él para sostenernos a nosotros mismos».

La parte del edificio parcialmente sumergida en el mar Negro está diseñada para su máxima exposición a las olas, para la generación de energía hidroeléctrica.

El mar Negro es un mar interior con un oleaje sorprendentemente fuerte y un potencial energético de olas costeras lo suficientemente poderoso como para hacer funcionar turbinas de agua. El edificio diseñado por Krasojević sobresale de la costa y se proyecta en voladizo sobre el paseo marítimo ya existente, mientras que otra parte del edificio se encontraría parcialmente sumergido en el mar, en ángulo de 45°, para una exposición máxima a las olas. La galería de arte, propiamente dicha, consta de dos áreas conectadas por pasarelas y rampas: se eleva por encima del paseo marítimo y sus principales secciones de estructura de acero se enrollan entre sí como olas.

Recreación virtual del proyecto de museo, que sobrevolaría el paseo marítimo de la ciudad rusa de Sochi.

Los elementos proyectados sumergidos parcialmente han sido diseñados para funcionar como una columna de agua oscilante, para reforzar el efecto energético de las mareas al impactar con el edificio y reducir, al mismo tiempo, la erosión del suelo. Ahí, cinco turbinas de Wells se alinean para girar a medida que el agua de mar sube y baja. La energía mecánica que generan, según explica la arquitecta en su expediente de licitación, se transforma en electricidad con una tasa de eficiencia promedio del 70%, de forma que esa pequeña central eléctrica devuelve energía eléctrica a la red mediante el suministro de energía respetuosa con el clima a aproximadamente doscientos hogares y negocios en sus cercanías.