La autopista A13 es una ruta de la zona este de Suiza que atraviesa el país de norte a sur, en el eje que comunica el lago Constanza, en su frontera con Austria, con el lago Como y Milán, y que delimita la frontera entre Suiza y Liechtenstein.
Al contrario que Alemania, país en el que se contabilizan 46 iglesias junto a autopistas, Suiza no tiene ninguna. La asociación para la Iglesia de Autopista de Andeer quería levantar una iglesia junto a la autopista que sirviera de faro para ubicar en el mapa el cantón de los Grisones, el más oriental y extenso del país, así como el menos densamente poblado (aunque es ahí donde se encuentran St. Moritz y Davos…).
Para lograr llamar la atención del visitante se pensó en los dos arquitectos suizos más influyentes de la actualidad, Jacques Herzog y Pierre de Meuron, que acaban de presentar su proyecto, una iglesia visible desde lejos que invite a una breve parada en el camino, para rezar o contemplar el monumento.
Los primeros bocetos del proyecto muestran un espacio basado en la forma del oído humano. Después de una corta caminata, los visitantes accederán a la iglesia, que tendrá una altura de diez metros dividido en dos plantas, con 130 metros cuadrados en la planta de superficie, y 150 metros cuadrados bajo tierra, donde se accederá a través de una escalera de caracol.
El cantón de los Grisones cuenta con un gran número de antiguas y hermosas iglesias, pero estas siempre están situadas lejos de la carretera. Los arquitectos explican que «es nuestro amor por esas capillas lo que nos hizo darnos cuenta de que no podíamos usarlas como referentes para la arquitectura contemporánea de hoy. Es imposible atrapar el aura de esos muros antiguos sin caer en lo kitsch. Así que no había nada en el mundo que pudiéramos haber estudiado y utilizado como fuente de inspiración: sin modelos tipológicos, sin iglesias, sin sala de oración, sin arquitectura reciente. La idea de la iglesia en Andeer tenía que surgir solo del sitio, de la ubicación, de la carretera…».
Por ello, la iglesia tenía que construirse tan cerca como fuera posible. Los arquitectos pensaron, incluso, en construirla «sobre» la autopista, y diseñaron una basílica como un puente cubierto sobre la carretera…, idea que tuvieron que abandonar por ser demasiado costosa.
Debido a la ubicación al lado de la autopista, el proyecto tenía que lidiar con el ruido. «El ruido se debía quedar atrás al entrar a la capilla, como una puerta que separa el interior y el exterior acústica y espacialmente, en base a una sucesión de espacios, de cámaras diferentes, como el oído humano: las ondas acústicas entran al canal auditivo, penetrando más y más profundamente, a través de varias cavidades, hasta que nuestro cerebro las convierte en sonidos que percibimos e identificamos como tales. Y exploramos una secuencia de ese tipo en el desarrollo de nuestro diseño».
Los arquitectos evitaron la analogía antropomórfica y buscaron algo más abstracto: «una especie de marcador de posición, un cubo blanco sólido, con una variedad de zonas que definan su compleja vida interior. En el camino que se adentra en la tierra, los visitantes encontrarán otras dos pequeñas capillas y a medida que se profundice en su interior, más débiles serán los sonidos de la autopista y más fuerte será el sonido de tus propios pasos. Al llegar a la última habitación, una fuerte luz del día entrará en el corazón de la capilla y ser verá una vista panorámica del paisaje y los exuberantes prados y los bosques verdes de Andeer. La percepción de la vegetación se verá realzada por el rojo complementario de un panel de vidrio tintado, que se abre en un óvalo como una cueva, que recuerda a los primeros sitios cristianos o paganos que los arqueólogos han descubierto en la comunidad vecina de Zillis. El sol, al ponerse al atardecer, brillará a través del cristal rojo de esta última parte de la capilla, que mira directamente al paisaje exterior. En resumen, la sala bajo tierra está concebida como una secuencia de capillas con una salida a nivel del suelo orientada al oeste, además del acceso desde arriba, por un amplio tramo de escaleras en forma de caracol. Esta es como un agujero en el suelo o como un embudo o, tal vez, incluso, como la abertura redonda de una cúpula. No queríamos definirlo, pero queríamos encerrarlo o rodearlo, como un jardín o patio».
Financiado completamente por donantes particulares, el objetivo previsto es tener lista la estructura a finales de 2022.