De Corea a Madrid, Barcelona o Hendaya, estos creadores coinciden en su pasión por la arquitectura. Pero lejos de dedicarse a ella, la plasman, la recrean o la imaginan en sus creaciones artísticas. 

 El tiempo, la memoria, el color, pero sobre todo el espacio y el volumen, son los elementos a través de los que edifican sus particulares universos. Con su arte, Do Ho Suh, Emilio Pemjean, Pedro Galdón y Albert Florent crean un diálogo interdisciplinario.

"Mis dibujos hablan de mi obsesión por la preservación del patrimonio", revela Albert Font. "La arquitectura verdadera es la intangible, la soñada, por delante de la construida", añade Do Ho Suh.

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Pedro Galdón, cerámica edificada

Sus microarquitecturas hechas a partir de arcilla son pequeñas esculturas que conectan con el carácter fronterizo de su autor, que trabaja y vive entre España y Francia. Galdón (Irún, 1979) esculpe desde su taller en Hendaya tazas que remiten al Peine del Viento de Chillida y bloques superpuestos que conectan con Oteiza y otros grandes nombres de la arquitectura y la escultura vascas. De colores neutros y formas esenciales, su obra está en el límite entre el arte y la alfarería, entre lo artesanal, lo arquitectónico y lo abstracto, con el agua (concretamente la del río Bidasoa) como fuente de inspiración. Escultura de la serie Desocupación de la ciudad, basada en el texto del escultor Jorge Oteiza De mi desocupación del espacio, sobre la necesidad de ver el cielo en una ciudad superpoblada. 

Albert Florent, bocetos icónicos

Albert Florent, bocetos icónicos

Este historiador del arte e ilustrador afincado en Barcelona encontró en la arquitectura el leitmotiv de su trabajo. Desde casas icónicas como la E-1027 de Eileen Gray hasta la Muralla Roja de Bofill o la Villa Savoye de Le Corbusier, sus trazos, hechos con rotuladores, acrílicos, lápices y tinta sobre tela, son pequeños homenajes a lo construido en los siglos XX y XXI. "Una de mis mayores inquietudes ha sido siempre la conservación del patrimonio, y ahora puedo dejar constancia de ello gracias a mis dibujos", cuenta Florent, centrado ahora en ilustraciones sobre los poblados de colonización agraria y otras residencias privadas. Dibujo de la Casa Ugalde, diseñada por José Antonio Coderch y Manuel Valls en Caldes d’Estrac, Barcelona (1951-1953), realizado con acrílico, rotulador y lápiz sobre tela de 60 x 60 cm. 

Emilio Pemjean, espacios reinventados

Emilio Pemjean, espacios reinventados

Arquitecto de formación y fotógrafo y pintor vocacional, Pemjean (Chile, 1971) recrea a través de maquetas edificios derruidos o nunca construidos que después fotografía y a veces filma. Una obra inacabada de Le Corbusier o las cabañas de los filósofos Martin Heidegger y Ludwig Wittgenstein protagonizan sus piezas más icónicas. Sus imágenes muestran espacios desnudos, blancos y deshabitados que invitan a reflexionar sobre el tiempo, la memoria y la representación. Bajo su prisma, el arte es como un jeroglífico que es necesario descifrar y que esconde casi siempre un misterio. Fotografía de la serie Palimpsesto, que muestra la maqueta de Pemjean basada en un edificio de 1820 de un arquitecto desconocido, ubicado en la Rue Hautefeuille de París, antes de ser destruido.

Do Ho Suh, nostalgia constructiva

"No es posible deshacerse de las casas donde uno ha vivido; las llevas contigo. Es una cuestión de memoria". Esta frase del artista Do Ho Suh (Corea, 1962) refleja a la perfección lo que esconden sus esculturas, vídeos y, sobre todo, sus instalaciones, hechas a partir de tejidos o telas de colores muy vivos que recrean espacios y objetos cotidianos. Suh se marchó de su país en los años noventa para estudiar en Estados Unidos, y ha expuesto en museos y galerías de todo el mundo. Con un punto de nostalgia, sus creaciones poéticas pivotan sobre el hogar perdido y los lugares nunca olvidados. Instalación Staircase-V (2008), en el Museo de Arte Contemporáneo de Sídney, hecha con una malla textil roja.